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Iglesia en Zamora 190: Pascua del Enfermo
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Iglesia en Zamora 190: Pascua del Enfermo

25/05/2014

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Iglesia en Zamora 190: Pascua del Enfermo

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Muy queridos amigos:

Nos resulta gratificante celebrar este tiempo pascual, ya que en él la vida gloriosa que Cristo recibió tras su experiencia sufriente por la Pasión se nos muestra como una promesa alcanzable, y que alienta nuestro caminar por esta vida terrenal donde las alegrías y los sufrimientos se entremezclan en cada uno de nosotros.

Viviendo la alegría pascual este domingo celebramos la “Pascua del Enfermo”, por la que nos sentimos convocados a reconocer que, en medio de la experiencia humana de la enfermedad, ya sea personal o de los otros, se puede percibir la presencia o el paso de Cristo, Señor de la Vida, con su poder generador de fortaleza y serenidad.

Los cristianos estamos requeridos a ser sensibles a los prójimos enfermos, ya que así lo aprendemos del ejemplo del mismo Cristo. El cual se prodigó en su cercanía hacia personas concretas afectadas por la enfermedad con los que se encontró, y a quienes acogió, escuchó, ofreció compasión y ternura, y a algunos incluso los sanó.

Por eso la Iglesia, en continuidad con Jesús, su único Señor, ha de priorizar su sensibilidad, acompañamiento, cuidado y solicitud por los enfermos, ya que en su variada actuación a favor de los dolientes está haciendo presente la acción sanadora de Cristo, por la cual llegaron a experimentar la salud integral según el designio de Dios.

Esta solicitud eclesial por los enfermos está motivada por la fe en Cristo, que nos lleva a reconocer en cada enfermo el rostro del Señor que ha asumido los sufrimientos, llegando a identificarse con cada ser humano que está viviendo en su propia persona la enfermedad, con lo que esto conlleva de debilidad, desaliento, dureza y aislamiento.

Por ello la Iglesia, a través de sus miembros y comunidades, ejercerá la caridad abundante, creativa y humildemente con todos los enfermos, poniendo todo su interés para que sean atendidos con diligencia, habilidad y generosidad, así como procurando que estén acompañados en esa situación dolorosa, para que en ella se sientan queridos.

Celebrar esta Jornada eclesial nos impulsa a acrecentar la Pastoral de la Salud, como una dimensión de la vida cristiana que ha de estar presente en cada parroquia. Para lograrlo es necesario que los creyentes asumamos la responsabilidad que tenemos con los enfermos, pasando de una actitud de indiferencia a la compasión activa.

Para llevar a cabo la atención cristiana hacia los enfermos de modo conveniente, además de estar llenos del amor de Cristo por cuantos sufren, se requiere también un aprendizaje continuado, que nos ayudará a hacernos presentes junto a los enfermos procurándoles su salud integral, o sea, buscando su sanación corporal y espiritual. Con el fin de adquirir y cultivar esta sensibilidad debemos aprovechar las iniciativas formativas que desde el departamento diocesano correspondiente se nos proponen.

Nuestra presencia junto a los enfermos también ha de ayudarles a que se sientan partícipes de la vida de la Iglesia, motivándoles a mantenerse unidos a la comunidad cristiana a través de sus oraciones, y orando por ellos en las celebraciones comunitarias.

+ Gregorio Martínez Sacristán

Obispo de Zamora

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