Día del Seminario: ¿Qué mandáis hacer de mí?
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Reportajes de Seminarios Mayor de San Atilano y Menor de San Atilano

16/03/2015

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Día del Seminario: ¿Qué mandáis hacer de mí?

Zamora, 16/03/15. La hoja diocesana Iglesia en Zamora (nº 207, del 15/03/15) ha echado una mirada a nuestro Seminario en su jornada anual, que se celebra el próximo domingo 22 de marzo. Reproducimos los artículos a continuación.

 

EL SEMINARIO: “LA OTRA FAMILIA”

El Seminario San Atilano es un centro de Educación Secundaria Obligatoria con carácter privado y gratuito. Los valores del evangelio soportan e iluminan su proyecto educativo, siempre orientado a sacar de cada alumno lo mejor y a colaborar con los padres en la búsqueda de la realización personal de los chavales. Conscientes de que la educación es una tarea apasionante de la que depende el futuro de la sociedad y de la Iglesia, queremos caminar hacia la excelencia desde dos principios fundamentales: por un lado el de la personalización con los alumnos y sus familias; por otro, el de la innovación y apertura a los nuevos métodos educativos que permitan que estos chicos sean los protagonistas del mañana, con una buena formación técnica, humanística y religiosa. A este proceso de educación integral contribuye el trabajo vocacionado y profesional de un experimentado equipo docente que cree en lo que hace. No menos importante es el apoyo del Gabinete Psicopedagógico, pieza clave en la revisión constante de la tarea educativa de los docentes, de la mejora de los resultados académicos de los alumnos y del asesoramiento a las familias en su tarea educativa.

Nuestro programa curricular ofrece la posibilidad de seguir cualquiera de los itinerarios que exigen los bachilleratos en sus diferentes modalidades. Además de la asistencia a clase de 08:30 a 14:30 horas, existen otras opciones que amplían los servicios del Seminario: el comedor, el estudio asistido, la escuela de padres y las actividades extraescolares y deportivas conforman una oferta de primer orden haciendo de este proyecto un centro de referencia a nivel diocesano. Los excelentes resultados académicos de los últimos cursos en 4º de ESO nos permiten crecer en ilusión y creer en el Seminario como un lugar en el que se forma de otra forma, con la mirada puesta en las personas, en sus potencialidades. Nuestra mejor carta de presentación es la de los propios alumnos y sus familias, destinatarios principales de nuestro esfuerzo y sabedores de que en nuestro centro sus hijos tienen otra familia.

JUAN CARLOS LÓPEZ HERNÁNDEZ (Director pedagógico del Seminario Menor San Atilano)

 

UN HOGAR PARA DESCUBRIR LA LLAMADA DE JESÚS

Con más de doscientos años a sus espaldas, el Seminario es el centro educativo más antiguo de la provincia. Un espacio académico donde 62 muchachos cursan la Enseñanza Secundaria Obligatoria. Un centro que no se cierra en sí mismo, sino que abre sus puertas para que los cinco seminaristas de Bachillerato puedan realizar los estudios preuniversitarios en el Colegio “Medalla Milagrosa”, o en otros centros de la ciudad de Zamora. Un proyecto educativo donde se madura como persona y como cristiano, siendo tratado cada uno individualmente. Un hogar para buscar una respuesta (con Santa Teresa de Jesús) a “la pregunta del millón”: “Señor, ¿qué mandáis hacer e mí?

Un puñado de alumnos internos

Más que una residencia y mucho más que un internado, los cinco alumnos internos encuentran en el Seminario una casa donde se prolonga el hogar de su familia. No son muchos, pero en el horizonte, en la meta, Jesús que llama e invita seguirle en el camino de la vocación.

Y otro de externos y mediopensionistas

Junto a los alumnos internos, acuden también a las aulas del Seminario un grupo de 23 alumnos, bastante más numeroso, que llamamos alumnos externos. Éstos sólo vienen a clase. Comparten el espíritu del Seminario en unas clases amplias y luminosas. Otros, los 34 mediopensionistas, acuden al Seminario a clase y se quedan por la tarde para participar en las actividades extraescolares: el estudio, la oración, el deporte, los juegos, la formación Un conjunto de actividades que hacen de la oferta educativa del Seminario un proyecto global para caminar en la vida con Jesús como maestro.

¡El Mayor también existe!

En el Teologado que la teresiana Diócesis de Ávila tiene en la ciudad de Salamanca viven los seis seminaristas mayores de Zamora, juntamente con los propios de las diócesis de Ávila, Salamanca, Ciudad Rodrigo y Segovia. La comunidad la forman un total de 18 jóvenes seminaristas más el Rector de Ávila y un Director Espiritual de la misma diócesis. Acuden a clase a la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca. Tres de ellos, que se acaban de incorporar a la comunidad, estudian el primer curso de los Estudios Eclesiásticos. Proceden de Zamora ciudad, de Benavente y de Toro. Los otros tres están matriculados en cursos diferentes: dos cursan tercero, procediendo de Villalube y de Benavente. Finalmente, otro de ellos –también de Villalube- ya se encuentra en el último curso del Quinquenio Institucional. Carlos, Enrique, Antonio, Juanjo, Millán y Agustín son sus nombres. Jóvenes concretos que han tenido la valentía de plantearle cara a cara al Señor: “¿Qué mandáis hacer de mí?”.

FLORENTINO PÉREZ VAQUERO (Rector de los Seminarios Diocesanos Mayor y Menor)

 

SEÑOR, ¿QUÉ MANDÁIS HACER DE MÍ?

¿A quién buscas? ¿Qué pretendes en la vida? Yo busco a Dios, y lo que quiero es hacer su voluntad. Buscar la voluntad de Dios es mi meta y te la propongo a ti también. Sé que es una propuesta inmensa y difícil al mismo tiempo. “Señor, ¿qué mandáis hacer de mí?” Buscando una respuesta a esta pregunta entré en el Seminario de Zamora, y en esta tarea de búsqueda me inquietaba pensar que me faltaba una sensibilidad especial para detectar, sentir, descubrir y ver claramente lo que Dios quiere que haga. Pero he descubierto que no se trata de tener línea directa con Dios para que, con claridad, te diga: “Ahora haz esto” “y ahora lo otro”.

Además, tenemos una gran suerte porque en cierta medida ya tenemos definida la vocación: Dios quiere y sueña para nuestra vida la capacidad de vivir conforme al Evangelio. Luego cada uno, en función de su vida lo debe ir concretando, descubriendo cuál es la opción en la que puede vivir esa vocación con una plenitud mayor. Y para ello, debemos dejarnos guiar por lo que el Espíritu suscita en nosotros. Pero… ¿Cómo sé lo que Dios ha pensado para mí de forma particular? Es aquí donde intervienen la capacidad de buscar y de arriesgar, nuestra disposición de escuchar, tratando de ver qué sentimientos y pensamientos se despiertan en nuestro corazón.

Yo siento, y cada vez con más fuerza, que el plan que Dios ha pensado para mí es el sacerdocio. Creo que Dios me llama a vivir el Evangelio, como sacerdote, sirviendo a su Iglesia.

AGUSTÍN CRESPO CASADO (Seminarista mayor)

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