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Iglesia en Zamora 300

09/06/2019

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Iglesia en Zamora 300

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Muy queridos amigos: A las siete semanas del Domingo de la Pascua de Resurrección de Cristo, como relatan los Hechos de los Apóstoles, aconteció la efusión del don del Espíritu Santo sobre los discípulos que conformaban el germen de la Iglesia, esto es lo que celebramos en este Domingo: Solemnidad de Pentecostés.   Enviando el Espíritu Santo, el Resucitado los asoció a su destino personal y a su misión, para que fueran actualizando su experiencia pascual y enviarlos a extender su obra evangelizadora, siendo testimonio viviente de su presencia.

            Pentecostés implica para nosotros hoy revivir aquel envío primordial y referencial del Espíritu Santo, por ello, en primer lugar, en este día suplicamos fervorosamente la venida del Paráclito sobre todo el cosmos, la humanidad entera, el conjunto de la Iglesia y cada uno de los cristianos.   Ya que sólo con su presencia y actuación se genera y custodia la vida, se promueve y despliega la paz, se constituye y reconstruye la unidad, y se recibe y extiende la libertad, la justicia y el amor de Cristo, para que se implante y se consolide el Reino de Dios.

            Además de suplicarlo, cada uno de los creyentes, hemos de recibir y dejar que el Espíritu Santo desarrolle su misión en nuestro interior.   Por lo ello hemos de ser dóciles a su acción por la que nos modela a la imagen de Jesús en un proceso paulatino, discreto, continuado y efectivo, para que en todos los ámbitos y áreas de nuestra existencia lleguemos a personalizar y transparentar los sentimientos, las actitudes y los comportamientos de Cristo.

            Los beneficiarios de la donación del Espíritu Santo somos todos los hombres, siendo los creyentes quienes reconocemos expresamente su necesidad y su actuación a favor nuestro, de ahí que debemos estar disponibles para aprovechar los diversos dones que nos otorga.   Llenos del Paráclito, todos los cristianos participamos de la misión de Cristo, por lo cual los laicos, los consagrados y los ordenados vamos progresando movidos por su fuerza divina.

            Colmados con el Espíritu Santo todos los fieles laicos, hombres y mujeres, sois capacitados para desplegar la misión de Cristo en los espacios donde estáis presentes, ya que sois enviados para irradiar el Evangelio en todas las esferas personales, familiares y sociales, sin replegar vuestra su responsabilidad sólo en el interior de la Iglesia, sino ejercitándola de un modo más prioritario, incisivo, creativo y atrevido en medio del mundo, debido a vuestra peculiar condición secular.   Por ello, Pentecostés implica, para todos los fieles laicos, a nivel personal y asociado, que acojáis el impulso renovador del Espíritu Santo que os involucra a  testimoniar el mensaje cristiano en los espacios de la cultura, la economía, la política y la comunicación.   Procurando intensificar vuestra presencia evangelizadora en los medios de comunicación social, también en las redes sociales, en este sentido nos congratulamos ya que nuestra “Iglesia en Zamora” llega a su número 300, lo cual ha de ser un estímulo para que promovamos su divulgación, ya que es cauce de comunión y aliento para toda nuestra Iglesia.

                                                                                              + Gregorio Martínez Sacristán

                                                                                                         Obispo de Zamora

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