Crónica de la peregrinación diocesana a Lourdes
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Reportajes de Delegación de Pastoral de la Salud y Tercera Edad

14/07/2014

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Crónica de la peregrinación diocesana a Lourdes

Publicamos a continuación la crónica que ha hecho de la peregrinación diocesana a Lourdes una de los participantes, Julia Fernández Garretas. En ella detalla lo vivido entre el 30 de junio y 4 de julio de 2014.

Zamora, 14/07/14. “Seguir hacia delante día a día. Constancia para alcanzar la meta”. Es el día 30 de junio, 6,30 de la madrugada. El autobús llega a la plaza de la Marina para recoger a los primeros peregrinos. ¿Los primeros? No. A algunos les ha tocado madrugar más. A las 7,30 se nos unen los peregrinos de Benavente.

Estamos en camino. El rezo de Laudes nos pone en contacto con el Señor de la Vida, al cual damos gracias y rogamos. Con el saludo del Sr. Obispo queda inaugurada la Peregrinación. Tema Pastoral: Alegría de la conversión.

¿Qué venimos a hacer en Lourdes? Alegría del Evangelio: alegría del encuentro con Dios que siempre tiene la iniciativa. Dios nos acompaña siempre. Conversión: la conversión es un don, una gracia de Dios que nos sorprende siempre.  Caminos de la conversión: oración. Para pedir el don de la conversión y Penitencia. Volverse hacia Dios.

Llegada al Santuario de Begoña. La Madre nos da la bienvenida. Celebración de la Eucaristía. La presidió nuestro Sr. Obispo, concelebrando los sacerdotes que peregrinan con nosotros. En breves palabras D. Gregorio nos exhortó a que nos ayudáramos todos para que el Señor tenga vía libre e nuestro interior.

Después de comer, de nuevo en camino, un camino gozoso porque nuestra primera meta era Lourdes. Al llegar, y después de instalarnos, tuvimos tiempo libre.

Día 1 de julio

Empezamos el día con la Misa en la cripta. El Señor se pone a nuestro lado y a cada uno nos da su amor. Espera nuestra respuesta. A las 10,30 aproximadamente hicimos el Vía Crucis por la montaña Espelugues. Fue una nota más del amor del Señor, que se derrama en cada uno de nosotros, para que seamos apóstoles de ese mismo amor con nuestros hermanos.

Nos pone en el camino. “Escucha y verás”. Nos invita a salir de nosotros mismos, a dar siempre, pero también a aprender a recibir con humildad la ayuda que los hermanos nos pueden prestar.

Después de la comida y un ratito de descanso, compartiendo un café o charlando, teníamos tiempo libre. Un grupo subió a la montaña: Autobús-funicular-subida a pie hasta la cumbre. Las vistas desde allí son maravillosas. Hay que buscar siempre una meta más alta. El esfuerzo y el sacrificio de cada día culminan en la alegría de haber llegado y nos conducen a estar siempre en camino.

A las 21 horas, procesión mariana de las antorchas. El agua fue nuestra compañera en todo el recorrido. Una nueva experiencia. La oración unida al sacrificio. Al acompañar a María, tuvimos el recuerdo de la Madre, acompañando siempre a su Hijo y hoy la Madre de todos, la Madre de la Iglesia nos acoge y nos dice como a Bernardita: haced penitencia y oración.

Día 2 de julio

A las 9,30 horas, Misa internacional en la Basílica de San Pío X. “Alegría de la conversión”. Alegría del encuentro con Dios. Él nos acompaña siempre. Es una experiencia que se nos ofrece para vivir intensamente un encuentro bajo dos dimensiones: con Cristo, que se nos da a cada uno, y con todos los hermanos que nos vuelven a llevar a Él.

Después de la comida y un ratito de descanso, o tertulia alrededor de un sabroso café, realizamos una excursión por los Pirineos para visitar las cuevas de Betharran. Fue una visita de relajación y esparcimiento en la que se nos ofreció un espectáculo visual excepcional: belleza interior de la tierra en la que se han ido formando estalactitas, estalagmitas y figuras caprichosas a lo largo de miles de años a partir de un elemento fundamental: El agua.

Día 3 de julio

A las 9,45 horas, Misa en la Gruta, concelebrada por los Sres. Obispos de las Diócesis de Mondoñedo-Ferrol, Astorga y Zamora. De la Diócesis de Lugo, un Sr. Vicario. Todos los sacerdotes de las respectivas Diócesis anteriormente citadas que estaban en la peregrinación.

Se hizo referencia a la Alegría de la Conversión. ¿Qué es lo que nos tenemos que llevar de Lourdes? Fue una experiencia al lado de la Madre, y todos buscando a Jesús por su intercesión.

A continuación hicimos el recorrido por Lourdes siguiendo el camino de Santa Bernardita: familia paterna y materna. Casa paterna, donde nació y dio los primeros pasos. Molino, calabozo, iglesia parroquial. Nos detuvimos ante la pila bautismal, donde Bernardita entró a formar parte de la comunidad cristiana.

Hicimos una pequeña reflexión: ¿Qué quería la Virgen de Bernardita? ¿Por qué esa niña que ni siquiera sabía leer? Y hoy, ¿qué quiere la Virgen de cada uno de nosotros?

A las 17 horas, procesión del Santísimo. Debido al mal tiempo tuvo lugar en la Basílica de San Pío X. Otra experiencia que el Señor nos regala: Él que se ha quedado con nosotros, nos bendice a cada uno. Ya podemos ir a los demás hermanos. Somos enviados.

A las 22,30 horas aproximadamente tuvo lugar la oración de despedida en la pradera.  Se empezó la oración con la lectura del Evangelio de Lucas 1, 26-38. Dios mira a María. La Virgen es invitada a concebir a Jesús. María mira a Dios. María responde por la obediencia de la fe. Da su consentimiento y llega a ser la Madre de Jesús. Es bienaventurada.

Dios nos mira en María. La mirada de María es la mirada de Dios en cada uno de nosotros. Dios nos ha traído hasta Lourdes. Él ha tenido la iniciativa. ¿Cuál es nuestra respuesta? ¿Qué quiere de cada uno de nosotros? Nos ha hecho libres, pero nos ha trazado un camino.

Día 4 de julio

A las 7 horas salimos de Lourdes. Nos despedimos de estos días con nostalgia, pero sabiendo que cada cual tenemos nuestro sitio y es ahí donde tenemos que responder.

Rezamos Laudes. El viaje hacia Javier había comenzado, pero algunos imprevistos hicieron que nos fuéramos retrasando y a pesar de todos los esfuerzos no llegamos para celebrar la Eucaristía, como conclusión de la peregrinación. Visitamos la iglesia, recordamos a San Francisco de Javier, y allí el Señor nos ayudó de nuevo para que nos pusiéramos en sus manos. ¿Qué más?

Después de una buena comida, emprendimos otra vez la ruta, que nos llevó a nuestros destinos entre el rezo del Rosario, una película de San Francisco de Javier y conversaciones diversas. El Señor ha puesto lo suyo, ahora nos toca a nosotros.

Galería fotográfica de la peregrinación

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