inicio.Actualidad.Noticias.San Alfonso Rodríguez Olmedo, misionero zamorano y testigo del Evangelio hasta el martirio
San Alfonso Rodríguez Olmedo, misionero zamorano y testigo del Evangelio hasta el martirio
Volver

16/11/2025

Compartir

San Alfonso Rodríguez Olmedo, misionero zamorano y testigo del Evangelio hasta el martirio

Zamora guarda entre sus hijos más ilustres la figura luminosa de san Alfonso Rodríguez Olmedo, un joven jesuita que llevó el nombre de su tierra hasta el corazón de América del Sur. Nació el 10 de marzo de 1598 y, tras formarse en su ciudad natal, ingresó en la Compañía de Jesús en Salamanca en 1614. Su vida cambió para siempre al encontrarse con el padre Juan de Viana, procurador en Paraguay, quien le invitó a unirse a las misiones. Aquel encuentro marcó el inicio de una aventura espiritual que lo llevaría más allá de los límites del mundo conocido.

Partió desde Lisboa junto a otros treinta y siete compañeros rumbo a Argentina, y en 1624 fue ordenado sacerdote. Poco después, su ardor misionero lo condujo a las reducciones del Paraguay, donde trabajó entre los pueblos guaraníes junto con san Roque González de Santa Cruz. Allí fundaron, en 1628, la misión de Todos los Santos de Caáro, una comunidad que pretendía ser signo de fraternidad y de fe compartida.

Sin embargo, el 15 de noviembre de aquel mismo año, mientras supervisaba la colocación de una campana en la plaza del nuevo poblado, Alfonso fue asesinado a golpes, con tan solo treinta años de edad. Su sangre, derramada junto a la de sus compañeros, se convirtió en semilla de nuevas comunidades cristianas y en testimonio de fidelidad absoluta al Evangelio.

La Iglesia reconoció su santidad al beatificarlo en 1934 y canonizarlo en 1988 junto con los mártires del Paraguay. Desde entonces, su memoria se celebra cada año como un recordatorio de que la fe no conoce fronteras, y de que el amor de Cristo puede transformar cualquier rincón del mundo.

En Zamora, una escultura de Ricardo Flecha, ubicada en la plaza del Seminario San Atilano, honra al misionero zamorano. Aquella figura de bronce, serena y firme, evoca el valor de quien no temió dejarlo todo por seguir la voz de Dios.

San Alfonso Rodríguez Olmedo no solo pertenece a la historia, sino que sigue siendo inspiración viva. Su ejemplo invita a mirar más allá de nuestras seguridades, a abrirnos a la misión y a comprender que el Evangelio se anuncia con la vida. Que su testimonio anime a la Diócesis de Zamora a mantener encendida la llama misionera y a vivir, como él, con un corazón dispuesto a servir hasta el final.

     
Subir
Lo sentimos, no hemos encontrado ningún resultado para su criterio de búsqueda.