Reportajes de Delegación para la Vida Consagrada

19/11/2014

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Clarisas

Año de la Vida Consagrada – 3

Clarisas

La Orden de Hermanas Pobres de Santa Clara surgió hace ya más de ochocientos años cuando la joven noble Clara de Asís, profundamente impresionada por la conversión de su conciudadano Francisco, abandonó la casa paterna en la noche del Domingo de Ramos del año 1212, iniciando una aventura evangélica en el monasterio de San Damián, a la que muy pronto se sumaron otras jóvenes. Allí vivió más de cuarenta años, distinguiéndose por su humildad, por su espíritu de piedad y penitencia, por su exquisita caridad, que la llevaba a dedicarse a las tareas más humildes. Su fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía era tan grande que, en dos ocasiones, sólo con la ostensión del Santísimo Sacramento, alejó a los soldados sarracenos, que intentaban atacar el convento y la ciudad. Pero si hay un rasgo característico de la espiritualidad franciscana que despuntó en Clara ése fue la radicalidad de la pobreza, unida a la confianza total en la Providencia divina. Por este motivo, ella actuó con gran determinación, obteniendo de varios Papas el llamado “Privilegio de la pobreza”, por el que Clara y sus hermanas no podían poseer ninguna propiedad material. Fue, además, la primera mujer en la historia de la Iglesia que compuso una Regla escrita y cuya bula de aprobación pudo estrechar entre sus brazos el 9 de agosto de 1253, dos días antes de su muerte.

Actualmente, siete comunidades de Clarisas mantenemos vivo, en nuestra realidad diocesana, el precioso carisma que Santa Clara nos legó: el Evangelio como forma de vida; la vida fraterna, acogiendo a cada hermana como don y regalo: y sin nada propio, siguiendo la pobreza y humildad de Jesucristo y de su Santísima Madre. Y todo en un ambiente de silencio y recogimiento que favorece la unión con Dios por la contemplación.

El Monasterio de Clarisas de Villalpando fue fundado en el año 1633 por don Antonio de Urueña, hijo de esta villa. Actualmente formamos la comunidad nueve hermanas que vivimos nuestra total consagración al Señor con alegría y sencillez franciscanas. Trabajamos en la elaboración de formas para la eucaristía, sintiéndonos muy orgullosas de poder contribuir a que la presencia de Cristo llegue a muchos rincones de nuestra geografía, a tantos hombres y mujeres cuyas angustias, alegrías y esperanzas están muy presentes en nuestro corazón y en nuestra oración, sintiéndonos con nuestra Madre Clara “cooperadoras del mismo Dios y sostenedoras de su cuerpo inefable”. Paz y bien. COMUNIDAD CLARISA DE VILLALPANDO

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