El arte como lenguaje para hablar de Dios
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Reportajes de Seminarios Mayor de San Atilano y Menor de San Atilano

19/03/2015

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El arte como lenguaje para hablar de Dios

Zamora, 19/03/15. Esta tarde tuvo lugar en el teatro del Seminario San Atilano una mesa redonda titulada “El arte como lenguaje místico para hablar de Dios”, una de las convocatorias que forman parte este año del Día del Seminario. El acto fue presentado por el rector del Seminario, Florentino Pérez. A continuación, el director académico del centro, Juan Carlos López, trazó el perfil biográfico de los participantes en la mesa redonda.

José Ángel Rivera, delegado diocesano para el Patrimonio y la Cultura, definió la mística como “la comunión del hombre con Dios”, y el arte cristiano no es otra cosa que “la representación plástica de nuestra fe, de lo que creemos, celebramos, intentamos vivir y esperamos”. Hizo un rápido repaso del surgimiento del arte en la Historia de la Iglesia y de sus dificultades.

Distinguió entre adorar las obras de arte y respetar las imágenes como medio “para la instrucción de los ignorantes”, como decía un texto antiguo que citó el sacerdote. Rivera también explicó qué es lo que dicen los documentos magisteriales de la Iglesia sobre las representaciones artísticas, su veneración y su finalidad, triple: la enseñanza, el recuerdo y la edificación.

El segundo en intervenir fue el pintor y escultor Antonio Pedrero, que habló sobre “lo que supone la magia de la creación artística”, refiriéndose a varios grandes pintores. “Hay una intuición creativa hacia una cosa, y es lo que más se acerca a la creación desde el sentido religioso o místico”, señaló, “el reto inicial de enfrentarse a un lienzo en blanco, a un bloque de piedra o mármol”.

Ricardo Flecha, escultor y profesor, defendió “el arte como vehículo de transmisión de ideas religiosas y de comunicación con el más allá”. Para ello hace falta un idioma, que “no es igual en todos los tiempos y culturas”. Señaló que “ciertas imágenes que a nosotros nos pueden mover a la devoción, a otros les pueden mover a la burla”. Por eso no puede marcarse un modelo inamovible para todas las épocas y lugares.

El archivero e historiador Florián Ferrero disertó sobre la iconografía y la simbología como transmisores de motivos cristianos. Comenzó exponiendo el ejemplo de la escena de la Anunciación, diferente en la tradición bizantina, en el arte occidental, en su asociación al misterio de la Encarnación, en épocas y contextos políticos o religiosos determinados, etc. Así, fue mostrando imágenes que mostraban esas variantes. Hizo lo mismo con la coronación de la Virgen, la Santísima Trinidad y la Transfiguración.

Después habló del Pantocrátor y se refirió al trasfondo teológico mostrado en el arte, que reflejaba incluso las controversias doctrinales. También observó los modelos tomados en el arte paleocristiano, en muchas ocasiones del paganismo, como el buen pastor, Orfeo, Eros, Hércules en el jardín de las Hespérides, etc.

José Ángel Rivera ahondó en este tema, señalando los antecedentes paganos de la primera iconografía cristiana. “Se comenzó con la cristianización de temas paganos”, repitió. Y respondió a la cuestión de por qué los cristianos podemos representar a Dios, cuando era algo prohibido expresamente por el Antiguo Testamento. “La segunda persona de la Trinidad se ha encarnado, y mediante su humanidad visible podemos contemplar a Dios, y por ello la Iglesia ha permitido las representaciones artísticas”, afirmó.

Aunque, continuó diciendo, “las fuentes iconográficas no son sólo de la Revelación, sino también de otros lugares, siempre que sean acordes con la verdad revelada”. Y subrayó las diferencias entre la concepción del arte en Oriente y en Occidente, ya que para los cristianos orientales “los objetos artísticos tienen algo de lo que representan, con una presencia cuasi-sacramental”. En Occidente, sin embargo, hay piezas que ilustran lo que creemos, mientras que hay otras imágenes que son para la devoción.

Rivera de las Heras leyó algunas citas de los grandes santos españoles del Siglo de Oro relativas a este tema: San Ignacio de Loyola y su valoración de las imágenes para la “composición de lugar” de los misterios de la vida de Cristo, Santa Teresa de Ávila y su cercanía a la humanidad de Cristo y a las imágenes de la Virgen María y del Señor, y San Juan de la Cruz con la prevención contra el abuso de las imágenes y su riesgo de vanidad.

Ricardo Flecha intervino de nuevo para hablar del impacto de las imágenes religiosas en la cultura actual, donde hay tantos impactos visuales impresionantes. “No podemos seguir anclándonos en las imágenes del pasado; la imagen ahora es un mero adorno, y si mueve a la devoción no es por lo que inspira, sino por la idea que nos hemos hecho de la imagen”, señaló.

Florián Ferrero, sobre el arte religioso actual, señaló que en ocasiones “son imágenes violentas en un sentido anticristiano”, llegando a expresiones artísticas casi blasfemas. “Es arte católico, pero no es arte para rezar”, dijo Ferrero. Flecha le dijo que “si no es arte para rezar, no es arte religioso. Su fin es devocional, no para pensar”. “Hay arte religioso, arte cristiano y arte sacro”, puntualizó José Ángel Rivera.

En el diálogo posterior se abordaron diversos temas como la conveniencia o no de un canon para el arte sacro, la discusión en torno a la creación libre de los artistas o, por el contrario, la repetición de modelos de un momento determinado, las modas, etc.

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