Y la Iglesia se hizo barrio...
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Reportajes de Delegación de Medios de Comunicación Social

08/03/2014

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Y la Iglesia se hizo barrio...

LA PARROQUIA DE SAN JOSÉ OBRERO DE ZAMORA CUMPLE 50 AÑOS

Zamora, 8/03/14. La parroquia de San José Obrero de Zamora no es una comunidad convencional. Hace 50 años se fundaba en una zona de la ciudad que comenzaba a crecer y se llenaba de nuevas familias: unas llegadas de la zona rural, otros eran matrimonios jóvenes que comenzaban aquí una nueva etapa. Pronto la parroquia de San José Obrero palpó los sinsabores de la droga, los primeros heroinómanos eran acogidos en pisos del barrio y eran atendidos por feligreses vinculados a la parroquia. En San José Obrero daba los primeros pasos Proyecto Hombre, siempre vinculado a Cáritas Diocesana, y surgían los primeros voluntarios.

Paca Lorenzo y Manolo Dueñas aún recuerdan cómo vivieron esa época: “veníamos por las tardes, nos turnábamos, y a partir de las cinco de la tarde estábamos con ellos. Ya cenábamos con los chicos, les ayudábamos a hacer la cena. También los acompañábamos al médico, les atendíamos cómo podíamos”. Estos dos vecinos del barrio y muy activos en la parroquia saben que la droga pegó fuerte en San José Obrero y marcó la vida de muchas familias. El barrio y la parroquia, la parroquia y el barrio siempre caminaron juntos y el aspecto social trazó de forma definitiva el carácter y el sentir de esta comunidad parroquial.

La fe ha sido la gasolina de estos fieles que reconocen que Dios les da la fuerza necesaria para colaborar con las actividades cotidianas de la comunidad. Paca Lorenzo lleva 30 años como voluntaria en Cáritas parroquial y actualmente atiende, junto con otros voluntarios y la trabajadora social, a más de 60 familias: “Si no fuera por la fe que tengo no podría resistir. Ves muchos problemas, muchos disgustos… Si no fuera porque Dios está conmigo no tendría la fuerza”. Paquita García es una de las catequistas de San José Obrero y reconoce que, aunque ha pasado momentos muy difíciles, hoy en día la fe le da sentido a todo: “Veo a Dios en los que te piden ayuda. Me da alegría ayudar en lo que pueda, ver una sonrisa. Vivo con alegría porque tengo fe, todas las mañanas cuando me levanto doy las gracias a Dios y no hace falta nada más en la vida”.

Carmina Pastor y Manolo Dueñas viven la fe desde el matrimonio: “Desde que los niños tenían ocho años nos reuníamos con otros matrimonios y ya llevamos 45 años casados. Hemos compartido con otras parejas, hemos educado a los hijos con unos valores…”. Por su parte, Santiago López que lleva las cuentas de la parroquia asegura que la llegada de don Benito a la parroquia fue fundamental: “Con él nos empezamos a comprometes con distintas actividades de la parroquia, te explicaba todo como un compañero, le podías preguntar cualquier cosa. La fe fue madurando, según se va trabajando”. VIKY ESTEBAN

 

Un testimonio de AYER

Ejercí mi ministerio sacerdotal en la parroquia de San José Obrero en la década del año 1977 al 1987, más o menos. Tengo la impresión, al recordarla, que fue escrita con rotulador inseguro, algo usado, pero puesto a trabajar con creatividad, con constancia, fidelidad, con tinta de fábrica y con caracteres tan humanos como vacilantes. Eran años donde el aire fresco del Concilio todavía se respiraba. Creímos que era un momento bueno para darle más vida a la parroquia. Nuevas situaciones y nuevos retos requerían, como se había hecho, una convocatoria participativa y de invitación a todos. Con interrogantes, con dudas e intuiciones, anunciamos una Asamblea Parroquial (así de solemne y con mayúsculas). Nuestra primera sorpresa es que acudieron más de 200 personas. Se despertaron esperanzas, ilusiones y se reciclaron relaciones humanas deterioradas.

Se constituyeron grupos que dieron base a una parroquia de comunidad de comunidades. Eso sonaba bien entonces. La ausencia de tradiciones de fuerte arraigo y de devociones piadosas permitían creatividad, recrear muchas cosas válidas de atrás y fomentar lo comunitario. Siempre queda el análisis certero de Dios de una etapa que viví tan humana y tan eclesial con un pie en la iglesia y otro en la calle, entre búsquedas, inquietudes y hallazgos, alegrías y sinsabores, como toda pastoral que quiere ser fiel, coherente, consciente de errores, vacío y debilidades. Cuando celebramos el 50 aniversario de la inauguración de la parroquia sentí, con los otros sacerdotes que allí trabajamos, la grata acogida y el calor agradecido de cuantos, llenos de recuerdos, se mantenían unidos en la misma fe y en el mismo Señor. MARCELINO DE DIOS

 

Un testimonio de HOY

Una Parroquia como la de San José Obrero ha sido, desde su origen, un referente comunitario en la diócesis y en el barrio en particular. Y eso se nota. San José Obrero sigue siendo un barrio vivo, activo, es como un gran pueblo en el que todos nos conocemos y tenemos conciencia de pertenencia, y la Parroquia intuyo que ha hecho mucho por darle forma a esta identidad. No son tiempos propicios para demasiadas aventuras, pero en la Parroquia hay siempre un ambiente de acogida, de apertura y de familiaridad que engancha, sobre todo entre aquellos que participamos habitualmente en la misa del domingo.

Mi presencia, aunque se remonta sólo a los últimos seis años, ha estado jalonada por los momentos fuertes de las vidas de nuestros tres hijos: la comunión y la confirmación de ellos nos hizo considerar la posibilidad de ofrecerme durante unos años como catequista para acompañarles en estos procesos tan bonitos y decisivos en sus vidas. Hoy estamos felizmente integrados en la comunidad parroquial y nuestros hijos, en diferentes grados, implicados en ella. Nuestro gran reto es abrirles cauces para que descubran la Parroquia como un lugar privilegiado para el crecimiento personal y espiritual. En eso estamos. MERCEDES VARGA BRINGAS

 

Una comunidad viva

Actualmente, la parroquia tiene una población de 5.000 habitantes y cuenta con tres sacerdotes: Luis Miguel Rodríguez, José María Casado y José Díez. Uno de los párrocos, Luis Miguel Rodríguez, explica que el futuro de la parroquia se irá construyendo a paso lento pero firme: “Vamos a seguir con la catequesis, con la cercanía a sus padres, continuaremos con los jóvenes que se sienten atraídos por el coro en el que tenemos un grupito de jóvenes que vienen todos los domingos, hay otro grupo de jóvenes que son monitores de campamento con los que nos reunimos temporalmente para preparar los campamentos. Hay que acompañar también al grupo de los más veteranos de la parroquia. La acogida también es muy importante, la preparación de los sacramentos… Hay mucho trabajo pero hay que ir con calma”.

 

Las bodas de oro

El 18 de enero arrancaron los actos del cincuentenario con la eucaristía que presidió el obispo en acción de gracias por este medio siglo de historia. El templo se llenó con motivo de la efeméride, y el ambiente fue ciertamente de alegría y gratitud. Concelebraron los sacerdotes actuales y gran parte de los que pasaron por la parroquia.

El obispo afirmó que la razón de ser de la Iglesia es “ser presencia del Señor en medio del mundo, en medio de los barrios, en medio de donde está la gente. Nuestra presencia en este barrio es presencia a la luz del hecho fundamental de nuestra fe: la encarnación de Cristo. Estamos en medio del pueblo, no retirados del pueblo”. Y el que siembra, recordó, “tiene que hacerlo esperando la cosecha que vendrá”. Terminó subrayando el agradecimiento a tantos sacerdotes. VIKY ESTEBAN

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