Delegación para la Vida Consagrada

09/08/2022

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“El secreto de la vida es vivir, no alcanzar la cima”

La monja carmelita, Pilar Huerta, presenta el jueves a las 20.00 horas en la iglesia del Carmelo de Toro el libro: "La distancia entre los dedos". Una novela en la que explica las angustias del protagonista que no es capaz de saciar su sed de conquista, hasta que descubre que en el camino de la vida se encuentra lo que de verdad importa

¿Cuál es el argumento de este nuevo libro?

Se trata de la historia de un proceso personal de transformación interior de un personaje anónimo narrado en primera persona.

El relato se inicia con uno de esos intentos de este inquieto buscador por alcanzar la cumbre, después de toda una vida, perseguido por el deseo de triunfar, que lo deja permanentemente insatisfecho. Y, con él, vamos asistiendo al fracaso, cada vez más desmoralizante, cada vez más definitivo, hasta que un suceso aparentemente dramático, se convierte en oportunidad de oro para darle la vuelta a su historia. El anonimato del protagonista facilita que cada lector pueda, automáticamente, identificarse con él.

Dicho con otras palabras, en este libro, tanto las montañas como el resto de imágenes y frases, ya sean de filosofía o teología, van todas en el mismo sentido y dirección. No hay variaciones que puedan sugerir desviarse del sentido general del libro que sólo aspira a decir que la vida es una constante escalada para venir a comprender al final, que todo es nada porque lo tenemos todo. Es un caer en la cuenta progresivo a modo de proceso de maduración personal.

¿Cómo nace la idea?

La idea del nuevo libro tiene su origen en otro libro que leí hace bastante tiempo de Ignacio Larrañaga , titulado: “Del sufrimiento a la Paz!. En un párrafo concreto hablando de la persona humana dice así:

La razón lo obliga a caminar por los páramos infinitos hacia metas inaccesibles. Se propone alcanzar una cumbre, y, arribado a la cima, divisa desde allí otra montaña más alta que lo reclama. Alcanzada esta segunda cumbre, distingue desde ella otra altura más eminente que, como una luz fatal, lo seduce irresistiblemente. Alcanza también esta altura..., y así sucesivamente, su vida es un proyecto escalonado de cumbres cada vez más elevadas y cada vez más lejanas, lo que acaba dejándolo perpetuamente desazonado e inquieto.

Este párrafo que tanto me impactó convirtiéndose en motivo de reflexión, fue el que me dio la idea de componer un relato, plasmando, encarnando eso que yo había leído y tratando de dar una solución.

¿Qué autores son referencia para usted?

Para mí autores de referencia normalmente son la Biblia, santa Teresa y san Juan de la Cruz…san Agustín, Cervantes,…y otros muchos actuales. Y para este último libro que he escrito, aparte de los citados también lo son como ya he apuntado Ignacio Larrañaga y de alguna forma todos los autores que cito al comienzo de cada capítulo: Antoine de saint-exupéry, Richard Bach, Eckhart Tolle, Eric From, Juan Ramón Jiménez, Tagore, Víctor Frankl, etc.


¿Qué significan la lectura y la literatura para usted que es monja de clausura?

Creo que es obligado comenzar diciendo que la tradición literaria femenina dentro del Carmelo es muy antigua, hunde sus raíces en la misma fundadora y en las primeras discípulas, por lo que no debe resultar insólito esta manera de proceder en una carmelita de clausura.

En mi caso, es un cauce de expresión. Si yo quiero compartir un tesoro, una riqueza, creo que la literatura es el mejor medio.

 

¿Qué aporta "La distancia entre los dedos" al lector creyente?, ¿y a los no creyentes?

Pienso que en el caso de este libro apenas habría que hacer distinción entre creyentes y no creyentes porque de lo que se trata es de hacer un camino de maduración, de superación, o de libertad, y a ese camino estamos todos llamados.

Porque todos quien más y quien menos tenemos experiencia de que en muchas ocasiones corremos detrás de los deseos inmediatos que nos suscitan las cosas o las personas. Y de igual manera experimentamos que cuando ya hemos conseguido lo que perseguíamos, nos invade de nuevo un vacío inquietante hasta que otro deseo viene a sacudir con su imperiosidad nuestra apatía. Así una y otra vez.

El valor de este escrito estaría en el planteamiento de un cambio de mentalidad acorde con la paradoja que suponen las bienaventuranzas y con el pensamiento tanto de Teresa de Jesús como de San Juan de la Cruz.

El descubrimiento o cambio de mentalidad está precisamente en recorrer el camino y no en la conquista de la cima. Esto sería lo novedoso en un momento histórico donde aparentemente la gente va de cima en cima buscando esa felicidad: tener el coche, la casa, la pareja, el trabajo, los hijos, etc.

Ese caminante empedernido que es el protagonista del libro, tiene algo que descubrir y ofrecer a otros, y es su propia experiencia que se traduce en insatisfacción cuando llega a conseguir lo que deseaba. Por eso, llegado a cierto momento, él puede descubrir que el secreto de la vida es simplemente vivir, no conquistar, ni siquiera conquistarse uno a sí mismo, ¡cuanto más, conquistar algo ajeno a sí!...Y esto vale para todo el mundo creyentes o no creyentes.

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