Cáritas Diocesana

24/10/2022

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Fuera de cobertura

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Cáritas Comunicación. Raquel Bartolomé

En el 2022 los efectos no superados de la pandemia se suman al agravamiento de la crisis que provoca la guerra de Ucrania y que sin duda ahondará en la vulnerabilidad y la exclusión. Por ello, esta campaña, un año más, pretende hacer visible que miles de personas y familias sin hogar sufren la vulneración de sus derechos sin que exista una apuesta rotunda por parte de la sociedad y de las políticas públicas por modificar dichas situaciones, pero también desde la esperanza y la convicción de que es imprescindible seguir trabajando para que todas las personas puedan acceder a sus derechos y sean incluidas en la vida social y comunitaria.

Cáritas Diocesana de Zamora se suma a la campaña, Fuera de cobertura promovida por Cáritas Española, para profundizar en realidad de vulnerabilidad extrema que viven las personas que van quedando al margen: al margen de las relaciones sociales, del espacio público normalizado, del acceso a su derecho de vivienda, empleo y protección social. En definitiva, de los lugares de inclusión en los que “las personas cuentan”.

En lo que va de año, casi 400 personas han pasado por Casa Betania, donde Cáritas acoge, atiende y orienta a personas en situación de sin hogar. “Cuando las personas llegan a este centro de Cáritas se les ofrece un apoyo integral, basado en cubrir sus necesidades básicas, formación para la búsqueda de empleo y gestión de ayudas para conseguir vivir de manera autónoma”, apunta María León, directora del Casa Betania (Centro para Personas sin Hogar).  

Los perfiles de los que residen, actualmente, en la Casa Betania de Cáritas Diocesana de Zamora, son cambiantes. Como apunta María, directora del centro, “la mayoría de los usuarios acceden a los recursos con cierta facilidad excepto los casos de extranjeros o de personas que no tienen un lugar donde afincarse”, pero como cuenta María el problema no es el acceso a ellos sino que “esos recursos no les solucionan nada”, porque son ingresos mínimos que no les permiten vivir de una manera autónoma.

Diego, usuario del centro y madrileño de nacimiento, tiene 48 años y el empleo al que accede actualmente es ocasional, lo que no le permite ni tener derecho a paro ni a ninguna ayuda. En Zamora, ha estado trabajando en la vendimia, “no sé cómo seguir adelante, trabajo 20 días y me aseguran 2 y cobro como mucho 5 o 6 euros la hora”.

Carmen cuenta que a sus 52 años vino a España por la situación crítica que vive su país, El Salvador. “En mi país hay muchas pandillas, extorsiones y violencia. No se puede salir libremente, tienes que pagar por entrar en cada colonia donde vives. Pagas para que respeten tu vida y la de tus hijos, sino no tienes derecho, te secuestran a tus hijos y los matan. Tienes que pagar sí o sí”. Carmen dejó a su familia y decidió venir a España. Recaló en Madrid, ya que tenía una amiga, pero vivía a escondidas para que la dueña del piso no se enterase que estaba allí viviendo con su amiga. Llegó a Zamora de casualidad, “llegué, fui a Cáritas y encontré personas amables y muy lindas. Hasta este momento no me ha faltado de nada, tengo solicitud de asilo, no tengo permiso de trabajo. Aquí en Casa Betania me dan todo, me dan cariño… todo lo que una familia necesita. Aquí tengo mi familia”. Carmen lleva esperando 8 meses para regularizar su situación y solo desea que todo se resuelva, poder hacer su vida en Zamora y, en un futuro, traer a su familia.

En caso de Adriano es bien distinto. Es portugués y, por lo tanto, ciudadano europeo de pleno derecho. Pese a ello, y tras encadenar varios contratos, que sin saberlo, contenían irregularidades, cayó enfermo. Fue entonces cuando se dio cuenta de que había un problema con su seguridad social. Recién operado, se vio sin casa y sin trabajo y llegó a Casa Betania donde “he encontrado alojamiento, comida y ropa, además de ayuda para arreglar mis papeles”.

Como apuntó María León, directora del centro, un ejemplo de que la última modificación de la ley de extranjería no llega a resolver los problemas de las personas en situación de irregularidad,  es el caso de Mohamed, que lleva casi un año en Casa Betania. “No tengo permiso de trabajo, ni de residencia, voy a clases de español a Cáritas”. No puedo trabajar, solo de manera ilegal”.

El próximo jueves, 27 de octubre, trabajadores, usuarios y voluntarios de Cáritas Diocesana de Zamora realizarán un acto de calle, para dar visibilidad a todas estas situaciones y a todas estas personas que viven desconectadas del mundo, en soledad y, en muchas ocasiones, ante las miradas de rechazo y de negación. Será en Santa Clara, a la altura de la Iglesia Santiago del Burgo a las 12:00 horas. Desde Cáritas animan a toda la sociedad zamorana a unirse a este acto y a conectar así con las personas en situación de sin hogar que cada vez son más, más jóvenes y más diversas.

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