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El diario de Pablo. Una JMJ desde los ojos de un joven zamorano
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Reportajes de Secretariado de Adolescencia y Juventud

29/07/2023

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El diario de Pablo. Una JMJ desde los ojos de un joven zamorano

Imágenes de la JMJ

Domingo 6 de agosto

El último día comenzó muy temprano en Parque del Tajo, los sacedortes se fueron para celebrar prácticamente a las 5 a.m. y el resto fuimos despertados con los temazos que nos empezaba pinchando DJ Guilherme (sacerdote), que hasta se marcó un remix con las palabras del día anterior del Santo Padre.

Posteriormente, el Papa Francisco fue saludando y bendiciendo a los jóvenes en el papa-movil por las calles improvisadas entre sectores de gente en el mencionado parque. Y así llegó finalmente al altar para celebrar la Santa Misa.

Una misa emotiva y con aire de despedida, pero llena de sentido, invitándonos a resplandecer, escuchar y no tener miedo. Luego llegó el momento de decidir a dónde nos iremos en la próxima JMJ. Así que nos vemos en Seúl en cuatro años, y dos años antes, en 2025, en el Jubileo por la Esperanza en Roma.

Sábado 5 de agosto

Poco más tarde de levantarnos, ya tuvimos el primer encuentro con el señor con la celebración de la eucaristía, celebrada por el Vicario General, César Salvador.

Al finalizar, recogimos todo para ponernos en marcha y juntarnos con la marabunta de gente que realizaba el mismo camino a los sectores del Parque del Tajo donde tendríamos los principales actos de esta JMJ.

Allí, tuvimos la adoración eucarística, pero antes, tras una larga y calurosa espera, el Papa nos brindó estas palabras:
La alegría es misionera, tenemos que llevarla a los demás. También otros nos preparaon para recibirla (en este momento, nos invitó a hacer una pausa para pensar y recordar todos aquellos que fueron nuestras raíces). Ahora seamos nosotros esas raíces.
También añadió que aunque se cometan errores, esa vida no está terminada, lo que importa no es caer sino no permanecer caído. También cuando alguien se cae es necesario ayudar a levantarlo.
Aprovechó también para declararse futbolero, y quiso comparar nuestras vidas con el deporte rey, de forma que como en el fútbol, tenemos que entrenar y entrenar a los demás. No hay cursos para ello, se aprende de los que nos rodean a lo largo de la vida.
Para finalizar, anunció a los jóvenes una frase llena de verdad y corazón: "En la vida no hay nada gratis, SOLO UNA COSA: el amor de Cristo."

No tengamos miedo.

Viernes 4 de agosto

Tras una mañana similar a las anteriores, los jóvenes zamoranos nos fuimos a comer pronto para poder coger sitio cerca del altar preparado en el Parque Eduardo VII.

Lo primero nada más llegar, fue la comida que previamente habíamos recogido en el supermercado de Cascais. Después de varias horas con calor intenso sobre nuestras cabezas, nos anunciaron la llegada del Papa. Rápidamente, nos levantamos la mayoría para poder disfrutar del Santo Padre a escasos centímetros, lo cual emocionó a muchos de los que lo presenciamos.

Primeramente, el Papa quiso dedicar unas breves palabras a los que allí nos congregamos, destacando que lo importante es el AMOR de Cristo, y que nadie tiene más amor que el que da la vida.

Después llegó la hora de celebrar el Vía Crucis. De una manera diferente, elegante y sencilla a la vez; de manera que la cruz de los jóvenes, en lugar de realizar un recorrido a pie sobre los hombros de los jóvenes de todo el mundo, fue una escalada de la propia cruz en manos de los bailarines que expresaban artísticamente las palabras que se iban leyendo durante las estaciones, hasta llegar a la cumbre de los andamios del altar.

Una celebración rápida (en comparación con otras JMJ), pero llena de sentido y de emociones.

Otros días decía que los zamoranos llegábamos al final de las jornadas con los corazones llenos, pero hoy, los corazones están rebosantes de Cristo y de la felicidad de ver al Papa Francisco.

Jueves 3 de agosto

¡Vaya jornada!
Lo que nos esperaba por la mañana era un poco más de lo que veníamos haciendo los últimos días desde nuestra llegada a Cascais. Sin embargo, he tenido la oportunidad de dar hoy la catequesis hablando del servicio y de la llamada que Dios y el mismo Cristo nos hace a ello. Para que el resto de jóvenes lo entendiesen bien, quise remarcar que el servicio a los demás, a la Iglesia y a Cristo, tiene que pasar por la humildad y la libertad, sin olvidar el amor.

El resto del día fue caótico pero emocionante. Más de 350.000 jóvenes de todo el mundo nos congregamos entorno a la zona nueva de la capital portuguesa para recibir, por primera vez en esta JMJ, al Papa Francisco.

La ilusión se hizo en nuestros corazones y se notaba en el brillo de los ojos que el gran momento, el 'chupinazo' de esta Jornada Mundial de la Juventud, empezaba con la llegada del sumo pontífice al escenario preparado para este primer acto.

En primer lugar pudimos disfrutar de cerca el saludo y las bendiciones de Francisco que hacía desde el papa-móvil (que, a diferencia de sus predecesores, el Papa apareció en un todoterreno blanco sin techo ni cristales. Posteriormente, un grupo de jóvenes nos deleitó con un baile armonioso al ritmo de canciones portuguesas y con mensajes preciosos dirigidos al actual cabeza de la Iglesia.

Tras la lectura del evangelio (Lc 10, 1-9), el sucesor de San Pedro se dirigió a la juventud mundial recordando que todos hemos sido llamados por Cristo, que hemos sido llamados por nuestro nombre porque somos amados, amados tal y como somos. Pero que también seamos ecos brillantes del Amor de Dios, que Jesús confía en nosotros y le importamos cada uno de los que formamos esta gran familia que es la Iglesia. Por eso, añade, ninguno sobra en la Iglesia, hay lugar para TODOS.

Como final, nos dió la clave para nuestra vida cristiana, y es que Dios es Padre amoroso para todos, pero que no nos olvidemos de María, nuestra madre, y que con ellos y nuestros hermanos, no tengamos miedo sino coraje para vivir la fe en nuestros días.

Para acabar el día, todos pudimos relajarnos con nuestros amigos más cercanos, tras la tensión del gentío, en el concierto de la Plaza del Comercio y cenando en los restaurantes del centro.

 

Miércoles 2 de agosto 

El día de hoy, como ya anticipé, ha sido muy parecido al de ayer, sobre todo por la mañana y hasta la hora de la comida. Con las salvedades del tema de la catequesis diaria (esta vez sobre la cofesión, dando tiempo también a los jóvenes para poder celebrar el sacramento del perdón) y después hicimos una visita breve pero llena de contenido y curiosidades sobre la capital lusa, guiada por Rafa, uno de los responsables de nuestra comitiva.

Acabada la visita, la mayoría aprovechamos a cantar, reir, bailar y saltar al ritmo de Hakuna Group Music, dejándonos las cuerdas vocales en cada canción.

Así que no hay forma mejor que acabar con una de sus estrofas: ¡TODOS FOROFOS DE TODOS, QUE NOS QUERAMOS SIEMPRE MÁS!

 

Martes, 1 de agosto 

Sin duda un día para disfrutar de la vida y del Señor. Sin actividades multitudinarias, los jóvenes zamoranos pudimos disfrutar de una mañana llena del Señor, con el rezo de laudes, catequesis sobre la eucaristía y finalizando la misa, presidida por nuestro querido Florencio.

Después, todos juntos fuimos andando a la playa, parando a cargar pilas con la comida del peregrino que nos ofrecía McDonald's.

Allí pudimos disfrutar algunos de un refrigerio contemplando las maravillosas vistas del océano Atlántico, justo en la zona de la desembocadura del río Tajo. Pero también había que aprovechar la playa para bañarse, aunque era difícil aguantar metido, pues el agua estaba a una temperatura cercana al hielo ártico; que por mucho que digan que es bueno para la circulación, llegaba un momento en que parecía que uno quisera criogenizarse.

La tarde se cortó antes de hora por la lluvia, que nos obligó a volver a nuestro alojamiento. De igual forma, permitió poder realizar las actividades antes de tiempo y así acabamos el día con un rato compartido con el Señor, con una adoración eucarística que permitió descansar en paz y con el corazón lleno de alegría en Él.

Mañana día similar, pero con visita a la ciudad anfitriona de la JMJ.

 

Lunes 31 de julio

La mañana empezó con las típicas prisas de un día de viaje, pero antes de subir al autobús, muchos no pudimos resistirnos de emocionarnos por dejar atrás tan maravilloso cariño recibido por las familias portuguesas.

Después de un soñoliento viaje en autobús, recalamos en Fátima, donde juntos visitamos la basílica principal, donde se encuentran enterrados los cuerpos de Jacinta, Lucia y Francisco (los tres pequeños pastorcillos a los que se les apareció la Virgen) y a la salida rezamos juntos el Santo Rosario. Una efímera pero gratificante visita al santuario nos llenó de espíritu renovado.

Para acabar, llegamos a los jardines del casino de Estoril, y allí pudimos compartir la comida, una breve catequesis sobre la santidad, impartida por la Madre Ascensión, y finalmente junto con una aglomeración maravillosa de españoles en suelo luso, celebramos la Santa Misa como anticipo de lo que nos espera los próximos días en la Jornada Mundial de la Juevntud.

Y como viene siendo costumbre, acabamos el día con un festival, esta vez de música religiosa con artistas españoles de renombre, entre los que destacaban los cantantautores Migueli y Grilex.

Mañana será día de compartir vivencias, celebraciones y playa entre los jóvenes zamoranos. ¡Con muchas ganas de más!

 

Domingo 30 de julio

Hoy la palabra clave del día es descanso. Descanso de sueño, ya que muchos de los jóvenes aprovecharon las fiestas locales para pasar un rato entre música, amigos y compañeros portugueses.
Descanso físico, para todos los que no tenían batería en sus pilas.

Y para comenzar juntos la mañana, el obispo de nuestra diócesis, Fernando Valera, nos aportó el descanso espiritual con una magnífica catequesis sobre la oración y destacando que nosotros somos DON y somos bendición para los demás, para finalizar juntos la que sería nuestra última celebración eucarística en la localidad de Santiago da Guarda.

Después pudimos disfrutar del lado más familiar y cariñoso de las familias de acogida, pudiendo pasar con ellos un buen rato. Aunque muchos tuvieron la oportunidad de ir a bañarse a unas piscinas naturales o de ver unos bailes regionales, algún peregrino más y yo tuvimos la suerte de comer junto a las familias de los organizadores de estos pueblos portugueses, que nos abrieron sus casas una vez más para pasar con ellos, probablemente, uno de los mejores momentos de estos días previos a la JMJ, con una comida espectacular, una sobremesa aun mejor y un rato de piscina y juegos.

Después de todo, acabamos la jornada con una cena conjunta en Alvorge, a base de comidas caseras preparadas por las familias de acogida y como colofón, una pequeñita fiesta de despedida con oración, cantos y bailes.

Al final, no ha sido una jornada más. Ha sido encontrarse con hermanos, con padres, con hijos, con una familia con un corazón enorme y que ya está deseando volver a verse.

El lunes partimos hacia Fátima y a Lisboa para comenzar esta JMJ 2023.


Sábado 29 de julio

La definición del día, podría ser algo así como "caos de amor de Cristo mundial".

Hoy era un día de fiesta en la diócesis de Coímbra, y con ese espíritu nos acogía la ciudad, abriéndonos las puertas de sus mejores monumentos y templos (incluyendo al que tiene la sepultura de Alfonso Enríquez, zamorano y primer rey de Portugal). Una visita llena de cánticos, encuentros con otras diócesis españolas, entre ellas la de Zaragoza, Ciudad Real, Guadalajara, Granada, La Rioja, la ya compañera de nuestros viajes, Barbastro-Monzón y otras que se nos unieron recientemente, como Plasencia y Guadíx.

Tras un breve almuerzo, nos enseñaron lo más preciado de su ciudad, la famosa Universidad de Coímbra, reconocida mundialmente y con larga tradición, al ser la primera universidad portuguesa.
Posteriormente, aprovechamos un pequeño tiempo libre para dividirnos, y mientras unos decidían tomar tés con hielo, helados, pasteles o café, otros preferían comprar regalos y recuerdos de tan bello lugar.

Una vez reunidos de nuevo, nos dirigimos a la explanada preparada para el encuentro diocesano, a las afueras de.la ciudad, cruzando el río Mondego. Allí, unidos a un largo listado de países, con los que muchos jóvenes intercambiaron pulseras o estampitas, celebramos la Santa Misa, presidida por Don Virgilio, obispo de la diócesis local y acompañada por el maravilloso y animado coro joven de la ciudad.

Justo a la despedida de la celebración eucarística, todos los allí reunidos cantamos con efusividad el himno de la JMJ 2000 y la de 2023 en portugués y desde ese momento, hasta el final, incluyendo la cena y el concierto nocturno, comenzamos una nueva "batalla" multitudinaria de cantos, himnos y bailes de todos los países, en fin, todo un caos de amor de Cristo mundial.

 

Viernes 28 de julio

Otro día, y otra peregrinación nos esperaba.

Los jóvenes zamoranos, divididos en sus respectivos pueblos, caminaron durante horas, previa oración, haciendo un recorrido largo, que incluía ratos de reflexión y oración y un via crucis rezado por las dos culturas aquí reunidas (portuguesa y española). Sendos grupos de Zamora nos encontramos en la décima estación, ya en los alrededores de nuestra meta final, el centro de Ansão.

Allí pudimos relajarnos, rehidratarnos y acomodarnos después del camino recorrido. Poco más tarde celebramos la santa misa, acompañados por más hermanos internacionales, concretamente de Asti (Italia) y de El Salvador.
Al finalizar, todos los peregrinos reunidos, salvo los salvadoreños, fuimos a cenar al colegio del pueblo, y durante la espera para entrar al comedor, pudimos ser partícipes de lo que parecía una batalla de cánticos tradicionales y deportivos entre las secciones española e italiana.

Una vez cenados, los portugueses de acogida de esta zona, nos prepararon un magnífico festival con mezcla de canciones tradicionales y rock para despedir la última noche de estancia en la zona, ya que mañana tendremos el ansiado encuentro diocesano en Coimbra.

Otro día más, otra crónica más, y unos corazones cada vez más contentos, los de los jóvenes de nuestra diócesis.

Jueves 27 de julio

Esta vez divididos, los jóvenes de la diócesis de Zamora disfrutamos por separado de las actividades propuestas por las familias de acogida de los pueblos de Santiago da Guarda, Torre de Vale de Todos y Alvorge.

La mañana empezó con una pequeña oración cantando juntos el famoso "Dios está aquí" en los dos idiomas (portugués y castellano), para dar la bienvenida al nuevo día.

Poco más tarde, un pequeño calentamiento con un juego de presentación para conocer los nombres, dio pie a una gymkahana que realizamos mientras peregrinábamos al pueblo de al lado, aprovechando para conocer rutas, parajes, pueblos y ermitas de la zona.

Una vez llegamos, para recordarnos en memoria, los portugueses nos invitaron a plantar un árbol, al que inmediatamente, decidimos bautizar como "Atilano", en honor al patrón de la diócesis.

Seguidamente, se unieron a nosotros los peregrinos de la diócesis de Barbastro-Monzón y juntos pudimos disfrutar de una barbacoa acompañada de arroz y ensalada.

Tras un breve tiempo libre, aprovechado para los juegos de mesa entre españoles y portugueses, los jóvenes con estancia en Torre de Vale de Todos, celebramos la Santa Misa, presidida por Don Ángel Javier Pérez Pueyo, obispo de la diócesis de Barbastro, mientras que los residentes en Santiago da Guarda, celebraron con nuestro obispo, Don Fernando Valera.

Además, estos últimos pudieron gozar de una actuación folclórica local, por parte del Grupo Folclórico Cantares de Santiago, del Centro de Anisase e Animaçao Social Santiago da Guarda.

Para acabar la intensa jornada, los jóvenes de Zamora en Torre de Vale de Todos, pudimos disfrutar de varios talleres, entre ellos pintar un muro del pueblo, uniendo las banderas de Zamora y Aragón, y al finalizar, recibimos una clase de zumba dirigida por una de las voluntarias del pueblo para animar el final del día.

Y finalmente, tras la cena, también muy animada con cantos y bailes tradicionales de las culturas presentes (portuguesa y española), tuvimos la oración y bendición final, encomendándonos también para el día próximo que espera ser igual o mejor que el día de hoy.

En resumen, un maravillosa jornada ofrecida por nuestros vecinos portugueses y disfrutada al máximo por nuestros jóvenes. Mañana más y mejor, ¡seguro!

 

26 de julio de 2023

El primer día ha sido una intensa jornada para los jóvenes Zamoranos que partímos rumbo a Portugal.

Todo empezó en la Iglesia de San Torcuato, donde se celebró la Santa Misa de envío. Allí, el Obispo de la diócesis, Don Fernando Valera, en la homilía, quiso recordar a los participantes la llamada a cada uno a seguir el ejemplo de Cristo, siendo partícipes de la vida cristiana, que es un regalo y poniendo la mirada firme en la Virgen, para ponerse en camino y llevar a Jesús en nosotros. También aprovechó para decir que estuviésemos alegres, porque es el sentimiento que uno tiene al acercarse al Señor.

Al finalizar, y una vez organizados, nos pusimos en camino, marchando en procesión, muy parecida a las que nos tiene acostumbrados esta ciudad de Zamora, para subir a los autocares con destino a Santiago da Guarda.

Durante el camino, pudimos escuchar a los peregrinos cantar, bailar, reir... Como una verdadera Iglesia unida, la familia zamorana que vive en Cristo. Y no sólo nosotros pudimos ser testigos de ello, sino que hasta el mundo entero conoció la alegría de ser cristiano en Zamora, gracias a los vídeos publicados por VaticanNews.

Al llegar, los portugueses y los enviados por la Conferencia Episcopal Española, nos recibieron con los brazos abiertos, igual que lo habían hecho momentos anteriores en el mismo lugar, con los hermanos de la diócesis de Barbastro-Monzón (Huesca).

Tras una tarde de juegos, compartiendo la cena y viviendo en comunidad, las familias de acogida nos enseñaron sus pequeños y entrañables pueblos y finalmente participamos en una oración nocturna con ellos, disfrutando como verdaderos hermanos.

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