La vida consagrada es una forma de vida de algunos fieles de la Iglesia católica que quieren seguir más de cerca a Cristo, profesando los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia. De esa manera, se dedican totalmente a Dios como a su amor supremo. Los fieles católicos que consagran su vida pretenden conseguir la perfección de la caridad en el servicio del Reino de Dios, preanunciando el modo de vida celestial.

Cuando se habla de vida consagrada se incluye a los institutos religiosos, institutos seculares, sociedades de vida apostólica, vida eremítica, y vírgenes consagradas.

Vida Consagrada en la diócesis

En la diócesis de Zamora, existen 4 órdenes de religiosos que suman 15 miembros; 19 congregaciones religiosas de vida activa con 178 hermanas; 13 comunidades de vida contemplativa formadas por un total de 133 monjas de clausura; y 3 institutos seculares con 10 miembros.

La realidad más desconocida en Zamora es la de los institutos seculares. Estos están llamados a transformar el mundo desde dentro, desde su quehacer cotidiano mediante una vida oculta con Cristo en Dios. En la diócesis existen 3: Cruzados de Santa María (masculino), Cruzadas de Santa María (femenino) y Voluntarias de Don Bosco.

La vida consagrada vivida como miembro de un instituto secular

“Ofrece la posibilidad de vivir una consagración secular en medio del paisaje del mundo posmoderno en el que nos movemos actualmente”, explica Elvira Olmos, Cruzada de Santa María en Zamora.

Los institutos seculares se distinguen de los religiosos precisamente por su secularidad. Antes del nacimiento de estos, quienes deseaban consagrarse a Dios por medio de los consejos evangélicos, debían ingresar a una Orden o Congregación religiosa. Los miembros del Instituto secular se consagran a Dios sin abandonar el mundo con el fin de lograr su evangelización. El apostolado de los institutos seculares incluye todo estilo de vida de los miembros en sus oficios, profesiones o en el servicio a los demás.

Un ejemplo: Cruzadas de Santa María

“Nuestro carisma específico dentro de la vida consagrada secular es seguir a Cristo bajo la mirada maternal de la Virgen para que esto transforme a todos los hombres, especialmente a los jóvenes y a las familias. La meta a la que aspira la Cruzada de Santa María, es la propia santificación en la entrega a los jóvenes y a las familias principalmente”, apunta Elvira, única integrante de las Cruzadas en Zamora. Elvira ha sido profesora de inglés en un instituto de Educación Secundaria en la capital y, actualmente, es la directora de una residencia femenina de estudiantes que aloja a tres chicas que cursan estudios superiores en el Campus zamorano.

 

 

Esta mujer que también lleva desde algún tiempo colaborando en la diócesis de Zamora como delegada de Misiones explica que la misión de las Cruzadas en la Iglesia y en el mundo es: “Prolongar la Encarnación. La cruzada descubre con gozo el deseo de Jesús de nacer en los corazones de nuestro tiempo. Desde una vida interior intentamos afrontar los retos actuales que para nosotros son principalmente la familia y los jóvenes”

La familia al ser núcleo esencial para la formación integral del ser humano, se convierte también el objeto de estudio y preocupación para este instituto secular. “Algunos de nuestros miembros han dedicado años de estudio y preparación para poder contribuir, de manera eficaz, a la evangelización de la familia. Somos conscientes de que la opción preferencial por la educación y la cultura lleva consigo un efecto multiplicador de la evangelización al remediar, de este modo, la pobreza moral y espiritual. Sabemos que la Universidad es el lugar privilegiado para el encuentro de fe y cultura”.

Por último, Elvira explica que el papel de la cruzada en el mundo laboral es hacer de la empresa “una familia” para que todos tengan vida y la tengan más abundante, trabajando bien y con alegría.