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La diócesis celebra la III edición de los premios San Atilano
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09/10/2023

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La diócesis celebra la III edición de los premios San Atilano

La diócesis de Zamora otorga los premios San Atilano en las categorías eclesial y social.

El pasado fin de semana la diócesis ha hecho entrega de los premios San Atilano, un reconocimiento que llegó de la mano del obispo, Fernando Valera, y que tienen como objeto reconocer, con gratitud y desde la sencillez, la labor que determinadas personas desarrollan en nuestro tiempo en favor de la sociedad y de la Iglesia zamorana. Pretenden reconocer el servicio, muchas veces callado, de tantas personas que se desgastan tanto en la vida eclesial, como en la vida pública.

En el transcurso del evento no pasó desapercibido el fallecimiento de Ricardo Flecha, un zamorano ilustre al que el prelado zamorano calificó como "un hombre bueno, artista sobresaliente y creyente comprometido". Y es que Ricardo Flecha es el autor de las estatuillas de San Atilano. Hace pocas semanas Ricardo firmó la donación de los derechos de esta obra para la iglesia diocesana. El conocido escultor, repetidamente, en sus últimos días de vida, manifestó el deseo de llegar ya al cielo donde la Madre de Dios le habrá abierto sus puertas con sumo gusto. El casi centenar de asistentes elevó un aplauso cariñoso al cielo en recuerdo de Ricardo y como abrazo sincero a Gertrudis, su mujer, y a Pedro, quien fuera alumno del Seminario.

D. José María Calvo y Dª. Maribel Escribano fueron los elegidos para recibir la estatuilla de manos del obispo de Zamora:

- José María Calvo ha sido un hombre de Dios. A sus 90 años se ruborizó cuando recibió la llamada para comunicarle que era él quien recogería este año el Premio San Atilano. No fue fácil convencerle. José María considera que su manera sencilla y humilde de vivir en comunión con la Iglesia no le hacen merecedor de semejante reconocimiento. Respeta a la Iglesia profundamente y quiere ser uno más, pasar desapercibido, que brille solo la presencia del Señor… Sin embargo, su servicio, su compromiso, su permanencia en un segundo plano durante toda la vida brillan hoy más que nunca. José María fue durante años director de la Casa de la Iglesia, y colaborador en distintas realidades diocesanas y parroquiales. Aún hoy, sigue al pie del cañón en la parroquia de San Juan.

Escuchadas las palabras de agradecimiento del premiado, el coro de San Juan interpretó “A tu lado”, una bonita canción de Kairoi que dedicó especialmente a José María y a cuantos como él han entregado su vida a la Iglesia.

- Maribel Escribano es alcaldesa de Villamor de los Escuderos desde hace 32 años. Llegó a la política casi de forma casual,  tras elaborar una lista de mujeres en su pueblo de la que fue elegida para presentarse a unas elecciones. A partir de ahí, dio el salto a la política provincial y ha sido diputada durante 16 años. No sólo eso. También se fue a las Cortes durante una legislatura. Y en todos estos espacios le ha obsesionado lo mismo: el bienestar de la gente mayor en la zona rural. Siempre ocupada en la Política social, se siente especialmente orgullosa de haber implantado y desarrollado en los pueblos de Zamora la asistencia a domicilio para las personas mayores y la puesta en marcha de comedores sociales.

Tras el agradecimiento de Maribel, un dúo de violines formado por los hermanos Víctor e Irene Villar interpretarion varios temas que, a su término, dieron la palabra al obispo, Fernando Valera. Reproducimos a continuación su discurso íntegro:

Esta tercera edición del Premio San Atilano es, sobre todo, una oportunidad para que, juntos, en este marco tan especial que es el seminario y corazón de la diócesis, reconozcamos a personas que, tantas veces, en silencio y anónimamente, han contribuido a la construcción de una mejor sociedad, y han aportado lo mejor de sí mismos a esta Iglesia que peregrina en Zamora.

Con estos premios, la Iglesia de Zamora manifiesta que nada de lo humano le es ajeno. Todo lo que es bueno para el hombre, necesariamente es bueno para Dios. Por eso, tanto dentro como fuera de la Iglesia, las buenas acciones, los buenos gestos y las buenas palabras que van conformando la historia de este pueblo, están en plena sintonía con el mensaje del Evangelio, y así queremos significarlo. Lo que hoy premiamos es la actitud sencilla, comprometida y generosa de quienes no han ocultado sus talentos sino que han sido capaces de ponerlos al servicio de los demás para hacerlos fructificar.

La comunidad cristiana debe mirar siempre a lo alto, pero sin despegar sus pies de la tierra porque “no hay nada tan espiritual como lo tangible”. El papa Francisco ha dicho que “el lugar de la Iglesia está en medio de la gente, en una relación de cercanía con el pueblo”. Y el que está en medio de la gente, el que está cercano al pueblo, está obligado a reconocer y a aplaudir lo que cada cual aporta al bien común de la sociedad y al crecimiento de la propia comunidad cristiana.

Además de reconocer y aplaudir actitudes como las que encarnan los premiados de esta y otras ediciones, la Iglesia zamorana está convencida de que debe promover y participar en nuevos proyectos que posibiliten el desarrollo integral de todo lo humano. Queremos que la fe en el Dios encarnado se traduzca en un servicio generoso a la sociedad en general, y particularmente a esta España tan necesitada de proyectos ilusionantes. Ahí estamos, ahí nos dejaremos encontrar para seguir trabajando en la construcción del Reino desde la convicción de que la fe, si no sirve para cambiar las estructuras, se diluye en una espiritualidad vaga.

Quiero felicitar a Dª. María Isabel Escribano y a D. José María Calvo por su trayectoria y agradecerles a ambos porque sus vidas son “pequeños destellos de la irrupción del Reino de Dios en el hoy de la historia”.

La iglesia diocesana, desde la gozosa experiencia de una fe vivida como regalo, seguirá reconociendo públicamente, con alegría, a cuantos sean capaces de llevar una palabra de esperanza, un gesto de cariño, una mirada limpia a esos lugares en los que no brilla la luz del Reino.

Enhorabuena a Dª. María Isabel Escribano y a D. José María Calvo. Y muchas gracias a todos por su asistencia.

Tras las palabras del obispo, los asistentes compartieron un vino español. Con la entrega de premios se considera inaugurado el curso pastoral 2023-24. 

 

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