Reportajes de Delegación para la Vida Consagrada

22/10/2014

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Benedictinas

El papa Francisco ha establecido que el año 2015 sea para toda la Iglesia el Año de la Vida Consagrada. Comenzará el 30 de noviembre de 2014 y concluirá el 2 de febrero de 2016. Por eso, en colaboración con la Delegación Diocesana para la Vida Consagrada, irán pasando por esta nueva sección de la hoja diocesana Iglesia en Zamora las distintas órdenes e institutos religiosos de nuestra Diócesis. Son un don precioso de Dios para todos nosotros.

Benedictinas

Nuestra comunidad de monjas benedictinas tiene su casa o monasterio en carretera Fuentesaúco, Km. 2 en Zamora, donde se estableció en el año 1961. Veintisiete monjas procedentes de Sahagún de Campos (León), fueron acogidas con solicitud paternal por el obispo Eduardo González Martínez.

Seguimos la Regla de San Benito, un santo italiano del siglo VI. Su propia experiencia de búsqueda de Dios y un profundo conocimiento del corazón humano le movieron a escribir una Regla que ha perdurado a través de los siglos por su espíritu evangélico y su discreción reflejados en cada página de este código espiritual.

Nuestra vida en el monasterio gira en torno a tres ejes fundamentales: la alabanza divina u Opus Dei, homenaje diario que la comunidad ofrece a Dios como a su Dueño y Señor. Es el primero y más sagrado de los quehaceres monásticos. En esa oración, la monja hace suyos todos los sufrimientos, gozos y esperanzas de nuestro mundo.

Al ora sucede el labora. Vivimos del trabajo de nuestras manos. Una pequeña editorial e imprenta, Ediciones Monte Casino, nos facilita el medio de vida y la ayuda a los más necesitados. La publicación de libros constituye un medio modesto, pero eficaz, de cooperar a la expansión del Reino.

Y todo ello vivido en fraternidad. Para una benedictina la vida de comunidad es esencial. No sólo se ama al superior o a los huéspedes que representan a Cristo, sino a cada hermana con los gestos más delicados de fe y de caridad. Actualmente la comunidad se compone de 14 monjas, cuya media de edad va aumentando por la escasez de vocaciones que afecta a la Iglesia de Europa. Pero, aunque la comunidad vive los desafíos de la sociedad y de la Iglesia, su vida transcurre en la plena confianza de ser células vivas en el engranaje del mundo. Dios hará lo demás, en presente, no en futuro.

COMUNIDAD DE BENEDICTINAS DE ZAMORA

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