










08/05/2023
Dos nuevas Mercedarias Descalzas enriquecen la comunidad de contemplativas en Toro
El obispo de Zamora, Fernando Valera, ha presidido una eucaristía de acción de gracias para recibir a las nuevas hermanas Mercedarias Descalzas en el monasterio de la Purísima Concepción y San Cayetano de Toro.
Justo en estos días en los que la diócesis aún está despidiendo a las Marinas, el obispo ha querido expresar la alegría de la diócesis haciéndose presente en monasterio de la Purísima Concepción y San Cayetano para acoger a dos nuevas vocaciones que hacen viable y fortalecen la comunidad de mercedarias en Toro.
Ante el General de los Padres Mercedarios Descalzos, las hermanas de la comunidad, los hermanos sacerdotes y todos aquellos que se han reunido en torno a la Palabra y la Eucaristía, Fernando Valera, obispo de Zamora, dio "gracias a Dios por la incorporación de las nuevas hermanas a esta comunidad de Mercedarias de Toro".
Aprovechando las lecturas de la sagrada Escritura, Monseñor Valera explicó que "el predicador de cualquier tiempo sabe bien que al que hay que predicar es a Dios y a su Hijo Jesucristo. Nunca predicarse a si mismo. Y si hay algún despistado, como ocurrió en Listra, que tomaron a Pablo y Bernabé por dioses, es preciso sacarles inmediatamente de su error. Dioses no hay más que uno. Los demás somos personas humanas, fuertes y débiles a la vez, y algunos, desde esa nuestra condición, somos cristianos que queremos vivir y difundir la buena noticia de Jesús, el Hijo de Dios".
Quiso el prelado centrar su reflexión en el amor de Dios a los hombres, que es extraordinario porque "lo de Dios con nosotros es algo que supera los límites del amor". El Dios de los cristianos, continuó su homilía, "no contento con crearnos como personas humanas, con inteligencia, voluntad, sentimientos, libertad… no contento con enviarnos hasta nosotros a su propio Hijo, Jesús, para enseñarnos el camino que conduce a la plenitud… no contento con regalarnos su propia vida divina y hacernos de verdad hijos suyos… es capaz de llamar a nuestra puerta, y, si le dejamos, instalarse en nuestro interior". En definitiva, afirmó el obispo "somos hombres y mujeres habitados por el Amor" porque "Dios es Amor".
Invitó Fernando Valera a que todos dejamos que Dios se instale en nuestro corazón, porque el Dios que transforma el corazón "no es para tenerlo ahí como una pieza decorativa en un museo" sino para "dejar que guíe nuestra vida y, por supuesto, vivir con Él una historia de amor, la de unos hijos con su buen Padre".
Concluyó el prelado su homilía insistiendo a los presentes en la necesidad de "contemplar y orar incesantemente a Dios" porque la Iglesia, aludiendo a las hermanas Mercedarias Descalzas, "tiene en sus fundamentos lo que no se ve, pero está, su vida contemplativa".
La celebración fue una verdadera acción de gracias por la oración e intercesión de la vida contemplativa, que Dios quiera que siga creciendo en vocaciones.