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Nota de la Oficina de Protección al Menor de la diócesis de Zamora.
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31/12/2021

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Nota de la Oficina de Protección al Menor de la diócesis de Zamora.

La Oficina de Protección al Menor de la diócesis de Zamora remitió el 19 de diciembre de 2021 a El País un escrito solicitando mayor información sobre la acusación de abuso sexual ocurrida supuestamente en esta diócesis y publicada por ese diario. Hemos de recordar que en este informe solo constaba que hace 65 años se produjo un supuesto abuso en una parroquia de Toro.

En la mañana del 24 de diciembre, la Oficina de Protección al Menor de Zamora recibió una llamada de un redactor del informe periodístico en la que se aportó algún dato más, aunque de carácter irrelevante para el proceso. Del mismo modo, la Conferencia Episcopal Española nos remitió el informe que a través del cardenal Omella le había hecho llegar el diario El País. En ambos casos, la mínima información recibida fue debidamente recogida por esta Oficina.

En esa misma conversación se le solicitó al periodista que, dada la sustancial falta de detalle de su informe, le indicara al interesado la necesidad de que contactase con esta Oficina para ampliar los datos y, de esta manera, proseguir con los trámites conducentes a la investigación preliminar de los hechos. El periodista confirmó que le haría saber a su informador este ofrecimiento para que a título personal valorase la opción.

Como quiera que a día de la fecha la Oficina de Protección al Menor sigue careciendo de una mínima información para continuar con el proceso (se desconoce nombre del acusado, de la víctima, de la parroquia, de los testigos y, en su caso, de los encubridores…) y siendo que, consultados los archivos relativos a 1956, no hay constancia documental de ninguna situación anómala en  las parroquias de Toro, solo cabe esperar a que el interesado detalle la acusación para que desde esta Oficina podamos continuar con el trámite canónico establecido en este tipo de casos.

Desde la Oficina de Protección al Menor agradecemos todas las iniciativas de instituciones y medios que ayuden a acabar con la lacra de los abusos sexuales cometidos contra menores o personas vulnerables en la Iglesia o en la sociedad, pero precisamos que las denuncias sean debidamente documentadas y presentadas en las instituciones jurídicas, canónicas o sociales que mejor se adecúen a la voluntad de sus promotores en orden al esclarecimiento de la verdad.

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"Debo complicarme la existencia para implicarme por los demás", Miriam Ramos, misionera
Miriam Ramos tiene 40 años y es doctora en Filosofía. Su actividad profesional siempre ha estado ligada a la enseñanza universitaria y ha participado en distintas experiencias misioneras desde el año 2019. Es miembro del Instituto Secular de las Cruzadas de Santa María.   ¿Cuál ha sido su experiencia de misión?En el ámbito de la misión internacional, he participado dos veces en dos grupos de apoyo misionero. En verano de 2019 (durante tres semanas), en Perú, en concreto, en Surco, una zona del extrarradio de Lima. Y en verano de 2023, en Lomas de Tabachines, en la periferia de Guadalajara, México (también durante tres semanas). En la EUM Fray Luis de León me encargo de animar y preparar a los jóvenes de la Escuela que desean participar en grupos de apoyo misionero fuera de España. Participo habitualmente en los Encuentros Misioneros bianuales organizados por ONG Berit en Madrid (que contribuyen a la formación misionera de los estudiantes universitarios) y coordino dos proyectos de voluntariado local de la Escuela (el proyecto ASOMBRARTE, de voluntariado en la Unidad de Pediatría del Hospital Río Hortega de Valladolid; y el proyecto “Misión rural en Alaejos”), así como los seminarios mensuales de formación de voluntariado ofrecidos a los estudiantes de la Escuela que participan en todos losproyectos de este tipo. ¿Qué trabajo realizó en ese tiempo?En 2019 fuimos tres estudiantes de Magisterio y yo a Perú. Se estuvieron preparando durante todo el año académico 2018-2019. Nos unimos a un grupo de jóvenes de la Escuela de Magisterio CEU San Pablo de Vigo y de la Universidad Católica de Valencia. Este grupo de unos diecisiete estudiantes y profesores españoles fuimos a apoyar la misión que la ONG Berit desempeña desde hace más de veinte años en los cerros del extrarradio de Lima y sus alrededores. Para ello, nos unimos a un grupo de veinte estudiantes y profesores universitarios peruanos, procedentes de varias universidades limeñas y nos organizamos en varias comunidades para colaborar, en este caso, con la parroquia Ntra. Sra. De Lourdes de Surco. Nuestra contribución fue de: 1) obra social (montaje de casas prefabricadas para varias familias, limpieza de casas, distribución de ropa, limpieza del patio de la plaza de la parroquia, pintado de las instalaciones de la parroquia); 2) obra educativa (animación y apoyo escolar en lengua y matemáticas a niños de Educación Infantil y de Educación Primaria, aunque también algunos de Secundaria); 3) obra sanitaria (gracias a que pudimos contar con jóvenes de carreras sanitarias y a la colaboración de un dentista y de un médico peruanos, pudimos llevar a cabo una campaña de salud orientada a la atención sanitaria bucal y de medicina de atención primaria, así como impartir charlas de prevención); 4) visita casa por casa (consiste en visitar a familias en sus casas para escucharles, convivir con ellos, y, eventualmente, detectar necesidades). Yo, como todos los participantes, pasé por todas las modalidades de la misión, con excepción de la sanitaria. En 2023, fui con una estudiante del centro donde trabajo y nos unimos con cinco jóvenes y la coordinadora de la Escuela de Voluntariado de la Universidad Católica de Valencia para unirnos con algunas profesoras, estudiantes y responsables del servicio de pastoral de distintas universidades mexicanas para apoyar la labor de la ONG Berit en Lomas de Tabachines, Guadalajara, México. Colaboramos con la parroquia de San Elías, y con la capilla de Ntra. Sra. De la Paz. En esta ocasión, dado que el número de componentes era menor, nuestra labor se acotó fundamentalmente a la labor sanitaria, a la educativa y al “visiteo” (la visita casa por casa). 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09/10/2024más info
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La Diócesis de Zamora y la Fundación Zamorarte organizan las III Jornadas Arte y Fe, que tendrán lugar los próximos días 18 y 19 de octubre en el Seminario San Atilano de Zamora. Este evento ofrecerá un espacio de reflexión sobre la conexión entre el arte sacro y la espiritualidad, con un programa completo que incluye conferencias, música y actividades culturales. Las jornadas comenzarán el viernes 18 de octubre a las 17:00 h con la ponencia inaugural a cargo del obispo de Zamora, Monseñor Fernando Valera, titulada "Vía Pulchritudinis", una reflexión sobre la belleza en el arte como camino hacia Dios. A continuación, el sacerdote José Alberto Sutil Lorenzo ofrecerá una charla titulada "Pinceladas sobre el arte sacro", que profundizará en la importancia del arte en el contexto litúrgico y devocional. El viernes finalizará con una conferencia que tiene un cariz especial en conmemoración de los 850 años de la Santa Iglesia Catedral de Zamora, a cargo del deán de la catedral, Juan Luis Martín Barrios, seguido de un concierto del grupo Schola Cantorum en la iglesia de San Cipriano, a partir de las 20.30 horas. El sábado 19 de octubre comenzará a las 10:00 h con la conferencia del Dr. Ignacio Yepes, titulada "La escucha de Dios", una conferencia musicalizada que combinará reflexión y música. Posteriormente, a las 12:30 h, la Dra. María Diéguez Meló profundizará en el tema "Iconografía y simbología del románico", un análisis detallado del simbolismo espiritual en el arte románico de la región. Las jornadas concluirán con la clausura oficial a las 13:30 h. Para participar, los interesados pueden formalizar su inscripción a través del código QR disponible en el cartel promocional o contactar directamente con la Fundación ZamorArte. La cuota de participación es de 10 euros.  
09/10/2024más info
San Atilano, un obispo del siglo X... ¿sabes quién fue?
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  Los primeros datos biográficos existentes acerca de San Atilano, primer obispo y patrono de la Diócesis de Zamora, se hallan contenidos en un breve relato laudatorio del obispo San Froilán incluido en la “Biblia mozárabe” de la catedral de León, redactado en un monasterio berciano por el diácono Juan en el año 920. La narración afirma que el santo lucense se dedicó a la predicación de la Palabra de Dios, llevando una vida solitaria y teniendo como compañero a San Atilano, con quien construyó una celda en el monte Curcurrino. En el valle de Veseo edificó un cenobio y estableció una comunidad. El rey Alfonso III lo mandó llamar, haciéndole donaciones y autorizándole para construir otros cenobios. Edificó el de Tábara, dúplice, donde congregó a seiscientas personas, y otro junto al río Esla, en el que reunió a doscientos monjes. Fue consagrado obispo, a la vez que San Atilano, el día de Pentecostés, para ocupar las sedes de León y Zamora respectivamente. Aunque no se pueda colegir del texto mencionado atendiendo a su tenor literal, es posible que San Atilano permaneciese vinculado a San Froilán desde su encuentro con él en las montañas leonesas hasta el momento de la consagración episcopal, y que, tal como afirma la tradición, abandonase con él la vida anacorética o eremítica para abrazar el monacato y con él participase en las fundaciones patrocinadas por el rey Alfonso III. No volvemos a tener noticias de San Atilano hasta fines del siglo XIII, en que el franciscano fray Juan Gil de Zamora narra la invención de las reliquias de San Ildefonso de Toledo en la iglesia de San Pedro de Zamora, en 1260, y afirma que el cuerpo de San Atilano reposaba en el citado templo. Ya en el siglo XVI, Lucio Marineo Sículo, humanista siciliano, cronista de Fernando el Católico y profesor en la Universidad de Salamanca, dedica un extenso relato a San Atilano, inspirado posiblemente en los leccionarios antiguos. Su obra refiere que el santo, con veinticinco años de edad, se dirigió al monasterio de Moreruela, donde el abad Froilán lo nombró prior, y que ambos fueron consagrados obispos el día de Pentecostés para ocupar las sedes de León y Zamora. Y añade un dato legendario siendo ya obispo de Zamora: el de su peregrinación de penitencia y ulterior hallazgo de su anillo pastoral en el vientre de un pez, elementos narrativos que sirvieron para fijar la representación iconográfica del santo. Una de las obras de fray Atanasio de Lobera, publicada en 1596, es clave para comprender la confusión en la que se ha visto envuelta la figura del santo secularmente. Este monje cisterciense, manteniendo la vinculación de ambos santos, y habiendo encontrando documentos de otro obispo de León llamado Froilán a finales del siglo X y principios del siglo XI, modifica la cronología del San Atilano, situándolo como coetáneo de este último prelado. Afirma que San Atilano nació en Tarazona –dato que ya había ofrecido con anterioridad Alonso de Villegas– en torno a 939, siendo hijo de padres nobles, que lo concibieron tras un período de esterilidad. Educado en la virtud y después de concluir sus estudios a los quince años, recibió el hábito benedictino en un monasterio cercano a su ciudad natal y posteriormente fue ordenado sacerdote. Estando San Froilán en el monte Cuturrino fue admitido en su compañía y ambos fundaron un monasterio en el valle de Oveso, del que San Froilán fue abad y San Atilano prior. Admite que pudo ser monje en Sahagún, donde existió un ejemplar del tratado de San Ildefonso de Toledo dedicado a la virginidad de María, copiado de su mano según la inscripción que contenía. Llamados por el rey, recibieron dinero y licencia para fundar otros monasterios: el de Val de Tábara o Moreruela de Tábara, y el de Moreruela, de los que fue prior. En 990, al vacar las sedes de León y Zamora, fueron elegidos para ocuparlas, siendo consagrados ambos el día de Pentecostés. El padre agustino Manuel Risco, en su obra España Sagrada, demuestra el error de Lobera invirtiendo sus argumentos, citando el texto del diácono Juan antes aludido. En la historiografía moderna destaca el estudio de Palomeque Torres, que demuestra taxativamente que en la sede zamorana sólo hubo un prelado con el nombre de Atilano en los primeros años del siglo X, coetáneo de San Froilán y del rey Alfonso III, con testimonios documentales entre 905 y 917, y afirma la carencia absoluta de otros que prueben la existencia de un obispo del mismo nombre a fines del siglo X, cuando la sucesión episcopal se había interrumpido. Y el de Carriedo Tejedo, que propone para San Atilano un largo pontificado de veintitrés años, entre 900 y 922, según la documentación existente, en la que aparece con los nombres de Adtila, Atila, Atilla, Attila y Attilanus, y en ocasiones seguido del título de la sede zamorana. San Atilano fue canonizado por el papa Urbano II en el año 1092, en la ciudad de Milán, siendo uno de los primeros santos en ser elevado a los altares por la Iglesia Romana, pues hasta entonces lo hacían los obispos en sus respectivas diócesis. El Martirologio Romano actual lo coloca en el día 5 de octubre, con el siguiente texto: “En Zamora, también en Hispania, san Atilano, obispo, que, siendo monje, fue compañero de san Froilán en la predicación de Cristo por las tierras devastadas por los musulmanes (916)”. Probado su culto, al menos desde el siglo XII, sus restos se conservan en la iglesia zamorana de San Pedro y San Ildefonso. Aunque no existe documentación que lo confirme, es muy probable que sus reliquias, junto con las del santo toledano, fuesen elevadas en 1496 a la capilla alta situada en el ábside de la mencionada iglesia, según consta en el rótulo del arco que divide las alturas: “AQUI SE ELEVARON LOS CUERPOS DE S. ILDEFONSO Y SAN ATILANO A 26 DE MAYO DE I496”. De sus restos falta el cráneo, que se conserva en la catedral de Toledo. En 1644 se concedió un hueso del brazo derecho al cabildo y ciudad de Tarazona, por mediación del rey Felipe IV. El fémur derecho, procedente del monasterio de Moreruela, al que se donó en 1662, lo posee actualmente la catedral de Zamora. También se conservan en la iglesia zamorana de San Pedro y San Ildefonso otras tres reliquias que la tradición identifica con objetos usados por San Atilano: su anillo pastoral, el nudo y un trozo de la voluta del báculo, y un peine litúrgico. Actualmente, su conmemoración litúrgica tiene la categoría de fiesta, y al tratarse del patrono principal de la Diócesis de Zamora, se celebra obligatoriamente en toda ella el día 5 de octubre. Hoy Más de mil años después de que San Atilano fuese el primer obispo de Zamora, la Iglesia diocesana sigue viva en nuestras tierras. Un monje, como era común en la época, es llamado a ponerse al frente de la nueva Diócesis independiente. San Atilano fue el primero, después se irían sucediendo los obispos en Zamora hasta el día de hoy, con nuestro actual obispo D. Fernando. Así pues, todos los cristianos de la Diócesis de Zamora tenemos la gran responsabilidad de mantener y extender la fe en Cristo, vivida en la comunidad de la Iglesia, entre nuestros contemporáneos. Y no podemos acobardarnos, acomplejarnos, agachar la cabeza o mirar para otro lado. Si tú y yo hemos recibido el tesoro de la fe desde nuestro bautismo, no es para guardarlo de manera egoísta para nosotros mismos. Tampoco podemos despreciarlo, poner nuestra condición de cristianos al margen de nuestra vida, guardarla en un cajón y sacarla de vez en cuando, mientras convenga. No es posible. San Atilano, según la leyenda, quiso dejar de ser obispo de Zamora porque se sentía desfallecido y por eso peregrinó a Tierra Santa, arrojando su anillo episcopal al río. Pero estaba consagrado a Dios y Él mismo le había encomendado la misión de pastorear a los fieles de Zamora. Por tanto sólo Dios podía levantar de sus hombros esta carga. No fue obispo de nuestra diócesis por horas, por un tiempo, según le convenía al propio San Atilano, no. Fue un encargo del Señor, para el que San Atilano fue asistido con la gracia del Espíritu Santo, con la fuerza de Dios, con los dones y carismas de los que fue investido por el mismo Dios para llevar a cabo su tarea. Si nuestro primer obispo hubiese confiado en sus propias fuerzas, en su capacidad, en sus cualidades, no hubiera sido capaz de asumir el servicio del ministerio episcopal ni un segundo. Sin duda, se fio de Dios, acogió la gracia del Señor que lo revestía y aceptó servir a los cristianos de Zamora como su primer obispo. Hoy, cada uno de nosotros recibimos una misión del mismo Jesucristo. Nosotros tampoco podemos exponerle al Señor nuestros méritos, nuestros títulos, nuestros valores para llevarla a cabo en nuestra vida. Si tenemos que realizar la voluntad de Dios en nuestra vida, entonces no es humana la tarea. Y por eso, el Señor nos capacita, nos ilumina, nos empuja, nos consuela, nos alienta. Por supuesto que todo lo bueno, noble, útil, valioso que tengamos en nuestra vida tenemos que ponerlo a disposición del Señor pero no poniendo nuestra confianza absoluta en el elemento humano, en lo que nosotros somos y en lo que nosotros podemos. Es el Señor, a través del Espíritu Santo, el que va actuando si sabemos ser disponibles a Él como San Atilano, a pesar de que muchas veces no comprendamos todo, no tengamos explicaciones, no obtengamos respuestas que nos convenzan. Confianza y disponibilidad fueron el lema de vida de San Atilano. Y hoy es feliz en la gloria de Dios. La misma gloria del cielo se nos promete a nosotros si sabemos vivir también desde los planteamientos de San Atilano. Información extraída del libro Con nuestros santos zamoranos (Zamora, 2013).  
05/10/2024más info
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El jueves 3 de octubre por la tarde tuvo lugar la inauguración oficial del curso en el Teologado de Ávila en Salamanca, que contó con la presencia del obispo de Ávila, Mons. Jesús Rico García, y del obispo de Ciudad Rodrigo y Salamanca, Mons. José Luis Retana. A quienes acompañaron algunos rectores de los 8 seminarios presentes en la casa, profesores de la Facultad de Teología de la UPSA y otros amigos junto con los tres formadores y 21 seminaristas que este año constituyen la comunidad formativa. El rector del Seminario San Atilano de Zamora, Millán Núñez, también participó de esta jornada inaugural, al igual que uno de los tres seminaristas mayores con los que cuenta la diócesis de Zamora, Víctor Jambrina. Los actos comenzaron con la celebración de la eucaristía «del Espíritu Santo» presidida por Mons. Rico García. En su homilía, partiendo de llamada de Jesús a los Doce (cf. Mc 3,13-19), recordó la doble finalidad de la vocación apostólica: «estar con Él» y «enviarles a predicar». Glosando la exhortación apostólica de S. Juan Pablo II sobre la formación sacerdotal, Pastores dabo vobis, comentó cómo «vivir en el Seminario, escuela de Evangelio, es vivir en el seguimiento de Cristo como los apóstoles, dejarse educar por Él para el servicio del Padre y de los hombres, bajo la conducción del Espíritu Santo…, aprender a dar una respuesta total a la pregunta de Jesús a Pedro: ‘¿me amas?’», respuesta que no puede ser otra sino «el don total de su vida» (PDV 42). Parafraseando la alocución de S. Pablo VI en la inauguración de la II Sesión del Vaticano II se preguntó: «¿de dónde arranca nuestro viaje? ¿qué ruta pretende recorrer? ¿qué meta deberá fijarse nuestro itinerario?», respondiendo con las mismas palabras del Papa Montini: «¡Cristo! Cristo, nuestro principio; Cristo, nuestra vida y nuestro guía; Cristo, nuestra esperanza y nuestro término». Destacando la importancia de la vida comunitaria en el Seminario y del ambiente fraterno para lograr los objetivos de la formación presbiteral. «Los hermanos se reciben, no se eligen», insistió, y dentro de la familia los más débiles reciben un cuidado especial. Concluyó con la exhortación de S. Agustín en una de sus homilías sobre la 1 Carta de Juan: «Ama y haz lo que quieras: si callas, calla por amor; si gritas, grita por amor; si corriges, corrige por amor; si perdonas, perdona por amor. Exista dentro de ti la raíz de la caridad; de dicha raíz no puede brotar sino el bien». Terminada la eucaristía tuvo lugar el acto académico en el que, tras la lectura de la memoria del curso 2023-2024 por el diácono Juan José Rodríguez, impartió la lección inaugural el profesor emérito de la Facultad de Teología de la UPSA, D. José Román Flecha Andrés, con el título «De las ‘escuelas’ de la esperanza a los ‘signos’ de la esperanza». En ella el sacerdote leonés presentó el contexto y las aportaciones fundamentales de los documentos pontificios más recientes sobre la esperanza cristiana: Spe salvi, de Benedicto XVI; y Spes non confundit del Papa Francisco. Si el primero habla de las «escuelas» de la esperanza (la oración, el sufrimiento y el juicio), el segundo nos invita a hacer de los «signos de los tiempos», «signos de esperanza». A continuación tomó la palabra el rector del Teologado, Gaspar Hernández, quien recordó el objetivo principal del curso centrado en la dimensión intelectual y en la virtud de la esperanza ante el próximo Jubileo. Inspirándose en el texto de Is 54,2 destacó cómo la formación presbiteral es un «ensanchamiento» de la personalidad, del pensamiento y del corazón del pastor dinamizado por la esperanza. El obispo de Ávila cerró el acto citando de nuevo un texto de PDV 56 donde reclama la necesidad de «contrarrestar decididamente la tendencia a reducir la seriedad y el esfuerzo en los estudios» que a veces se deja sentir en los ambientes eclesiales, invitando – con palabras del papa Benedicto – a «estudiar con tesón» aprovechando los años de formación pensando con amor e integrando la vida intelectual con la vida espiritual y la actividad pastoral. Los actos terminaron con una cena fraterna en el Teologado. El día anterior, 2 de octubre, la comunidad del Teologado quiso unirse en la celebración de la eucaristía a la acción de gracias al Señor por los 90 años de vida del presbítero y teólogo abulense D. Olegario González de Cardedal, vinculado a nuestro seminario a lo largo de todo su ministerio sacerdotal hasta hoy. El acto contó con la presencia del cardenal Blázquez y de D. José Manuel Sánchez Caro así como de algunos familiares de D. Olegario.
04/10/2024más info
Nombramientos pastorales realizados en el mes de septiembre
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En el mes de septiembre, el obispo diocesano, Fernando Valera, firmó los siguientes nombramientos pastorales. José Alberto Sutil Lorenzo, Capellán del Monasterio de Santa Clara en la ciudad de Zamora. Francisco Javier Fresno Campos, Párroco de la parroquia de El Espíritu Santo en la ciudad de Zamora (sigue con los cargos parroquiales y pastorales que tenía anteriormente). César Salvador Gallego, Director de la Casa Sacerdotal San José de Zamora. José Alberto Sutil Lorenzo, Subdirector de la Casa Sacerdotal San José de Zamora Consejo de Asuntos Económicos Antonio Jesús Martín de Lera, miembro nato del XI Consejo Diocesano de Asuntos Económicos Francisco Ortega Vicente Rodríguez, miembro de libre designación y secretario del XI Consejo Diocesano de Asuntos Económicos César Salvador Gallego, miembro de libre designación del XI Consejo Diocesano de Asuntos Económicos María Amparo Hidalgo Ferreras, miembro de libre designación del XI Consejo Diocesano de Asuntos Económicos Juan Carlos López Hernández, miembro de libre designación del XI Consejo Diocesano de Asuntos Económicos
02/10/2024más info
Jubileo de la `Esperanza´
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El Jubileo 2025, también conocido como el Año Santo Jubilar, será una celebración especial de la Iglesia Católica que tiene lugar cada 25 años, ofreciendo a los fieles la oportunidad de profundizar en su fe y recibir indulgencias plenarias. El próximo jubileo ha sido convocado por el papa Francisco bajo el lema Peregrinos de la Esperanza y se espera que atraiga a millones de peregrinos a Roma. La diócesis de Zamora iniciará la preparación de las parroquias y distintas comunidades cristianas para participar en este importante evento de la Iglesia Universal. Así lo ha explicado el vicario de Evangelización, Fco. Ortega Vicente, quien ha especificado que conforme avancen las semanas se irán dando pasos y conociendo el calendario de actividades que vayan surgiendo en relación a esta materia. ¿Qué esperar del Jubileo 2025? El Jubileo 2025 será un evento de gran magnitud, en el que se esperan millones de peregrinos de todo el mundo en Roma. Habrá celebraciones litúrgicas, catequesis, actos de caridad y eventos culturales. Además, la apertura de la Puerta Santa en las basílicas romanas será un acto simbólico de la gracia y misericordia de Dios para quienes buscan el perdón y la conversión. Durante el Jubileo, los fieles que peregrinen a Roma o a otros lugares jubilares, recen por las intenciones del Papa, se confiesen, reciban la Eucaristía y realicen obras de caridad pueden obtener la indulgencia plenaria. Esta indulgencia es un acto de misericordia que ofrece el perdón de la pena temporal por los pecados confesados. Jubileo de la Esperanza El Papa Francisco ha llamado a este Jubileo Peregrinos de la Esperanza, destacando la importancia de la esperanza cristiana en un mundo marcado por crisis y conflictos. Será una oportunidad para que la Iglesia y el mundo se enfoquen en la paz, la reconciliación y el amor fraterno. El Jubileo 2025 será un tiempo de gracia especial en la Iglesia, un momento para reflexionar, reconciliarse y renovar la fe, mientras se celebra la esperanza que ofrece el Evangelio.
30/09/2024más info
Arranca el curso pastoral con la III Asamblea Diocesana
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Hoy se ha celebrado la III Asamblea Diocesana de Zamora, un evento marcado por la participación activa y el espíritu de comunión. Con la asistencia de aproximadamente 150 personas, la jornada ha contado con representantes de todos los arciprestazgos, delegaciones, vida consagrada y otros grupos diocesanos de la Iglesia. El tema central de la asamblea ha sido la sinodalidad, un nuevo estilo que ha guiado los pasos de la diócesis en los últimos años, enfocado en la conversión pastoral y la renovación de estructuras en un camino compartido. Durante la jornada, los participantes han tenido la oportunidad de profundizar en el método de la "conversación espiritual", una práctica que se centra en la escucha mutua y el discernimiento en comunidad. A lo largo de la mañana, se exploraron las claves para vivir este proceso de forma auténtica. La asamblea también fue un espacio para el encuentro y la fraternidad. Los asistentes compartieron la comida, que sirvió como momento de convivencia y diálogo entre los distintos miembros de la comunidad diocesana. Por la tarde se llevaron a cabo dinámicas de motivación, preparatorias para la experiencia de la "conversación espiritual", que permitió a los participantes poner en práctica lo aprendido durante las ponencias. A las 19:00 horas, los participantes celebraron la Eucaristía en la iglesia de San Ildefonso, presidida por el obispo de la diócesis y que, además, sirvió de inauguración del curso pastoral. Participaron también un buen número de jóvenes que habían peregrinado a La Hiniesta. En su homilía, el obispo destacó la importancia de dos verbos fundamentales para la vida cristiana: adorar y servir. "Amar es adorar", señaló el obispo, subrayando que "la adoración es la primera respuesta que podemos ofrecer al amor gratuito y sorprendente de Dios". El obispo insistió en que "el asombro de la adoración es esencial en la Iglesia, sobre todo en este tiempo en el que hemos perdido el hábito de adorar". Añadió también que "la Iglesia que adoramos es la que nos dirige a Jesús y no a nosotros mismos", y que es necesario "dedicar cada día tiempo a la intimidad con Jesús ante el sagrario". Además, el obispo habló del servicio como expresión concreta del amor cristiano: "Amar es servir". Subrayó que "no hay amor de Dios sin compromiso por el cuidado del prójimo, de otro modo se corre el riesgo del fariseísmo". En este sentido, llamó a soñar con "una Iglesia diocesana servidora de todos, especialmente de los últimos", una Iglesia "que acoge, sirve, ama y perdona" y que se convierta en "un puerto de misericordia". Al finalizar la Eucaristía, los asistentes tuvieron la oportunidad de disfrutar de un concierto del grupo Alollano en la catedral, que añadió el toque cultural al cierre de esta primera jornada. La III Asamblea Diocesana no concluye aquí, continuará con dos jornadas más en los próximos meses, donde se espera seguir profundizando en los temas tratados y avanzar en el proceso de sinodalidad, siempre con el objetivo de construir una Iglesia diocesana más abierta, acogedora y comprometida con los más vulnerables. La III Asamblea Diocesana ha sido, sin duda, un nuevo paso en el camino hacia una mayor comunión y participación en la Diócesis de Zamora. 
28/09/2024más info
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